Todos deberíamos ser más empáticos con los trabajadores de restaurantes

¿Qué significa cuidar no sólo de nosotros mismos, sino de los trabajadores de los restaurantes? El sommelier y activista Vinny Eng se cuestiona al respecto.

agosto 4, 2020

Todos deberíamos ser más empáticos con los trabajadores de  restaurantes

Foto: Halbergman / Getty Images

Los restaurantes nunca se había enfrentado a un reto como éste. Para nuestra guía de reapertura de restaurantes, recolectamos consejos y las mejores prácticas de los líderes de la industria de la hospitalidad con el fin de ayudarte a navegar en la cuarentena y hacer que todos seamos más empáticos. 

Durante una entrevista de trabajo que tuve recientemente, el gerente de un restaurante me dijo: “Este barco cruje y hay cientos de pequeñas grietas en todas partes. Desearía poder ir más despacio para poder repararlas todas pero están pasando demasiadas cosas. Tenemos que sobrevivir al servicio, debemos seguir avanzando”. Todos los operadores comparten un sentimiento similar. Dirigir un negocio de comida siempre ha sido como remar cuesta arriba sin un remo. Es un constante juego de reajustar las prioridades, a menudo abandonadas negligentemente por las personas que hacen posible las experiencias gastronómicas. 

Mientras conducía por el Mission District recientemente, el aire se percibía diferente. En cualquier día normal en San Francisco, este corredor estaría repleto. Los olores en el aire de todo tipo de cocinas serían transportadores: parrillas de cocción, panes y pasteles recién horneados, y carritos con salchichas envueltas en tocino dorándose en una plancha. Pero esa mañana, el olor predominante era el de lluvia seca en el pavimento. 

Debemos priorizar el cuidado de los trabajadores que hacen posible nuestros sistemas de comida y ser más empáticos.

El COVID-19 interrumpió todo. Esto no es solo una crisis de salud pública. Ya hay una caída económica y humanitaria tremenda. El presente y el futuro cercano son desoladores, y muchas vidas se están desmoronando frente a nosotros. Muchos de nuestros colegas y compañeros de la industria que están acostumbrados dar señales de conexión y vivir en las sombras de nuestra comunidad se están replegando a las sombras de la sociedad. Los sistemas de apoyo normales les están fallando a todos, pero el impacto va a distribuirse de forma desproporcionada —especialmente para aquellos que son indocumentados y para las comunidades de color. Esto es particularmente aterrador para aquellos que han sido tratados como chivos expiatorios por la xenofobia. Debemos priorizar el cuidado de los trabajadores que hacen posible nuestros sistemas de comida y ser más empáticos.

Estamos siendo forzados a enfrentar una nueva realidad: ¿Qué significa cuidar no sólo de nosotros mismos, sino también de los trabajadores que no vemos y están inmersos en de las trincheras de nuestras rutinas diarias? ¿Cómo podemos reconstruir y volver a imaginar los sistemas alimentarios en los próximos meses y años a partir de las decisiones que estamos tomando en este preciso y crítico momento? Se nos exige conducirnos con compasión y debemos exigir a nuestros líderes electos gobernar de manera cuidadosa.

Los pequeños negocios son lugares a donde los vecinos pueden venir juntos. Las operaciones de propiedad local están en la primera línea de muchos de nuestros mayores desafíos sociales: crear espacios inclusivos donde todos se sientan bienvenidos, apoyar vías de movilidad económica para muchos que no pueden encontrar trabajo en otras industrias (en particular inmigrantes y ex convictos), y brindar seguridad laboral y estabilidad financiera a millones de estadounidenses. Estas empresas son espacios públicos que construyen vecindarios seguros y son lugares importantes para que personas de todos los orígenes se reúnan y recuerden que tenemos mucho más en común que nuestra raza, identidad u orientación.

Debemos actuar rápido para proteger a los trabajadores, especialmente a aquellos que están más cerca de ser dañados y son incapaces de lidiar con esta difícil situación. Hemos subestimado demasiado tiempo el trabajo emocional y comunitario que hace posible cultivar, abastecer y consumir alimentos. Estas industrias dependen, en gran parte, del trabajo de inmigrantes (muchos de ellos indocumentados), mujeres y comunidades de color. Muchos de esos trabajadores ahora no sólo carecen de un sueldo, también de un seguro de gastos médicos porque la cobertura está sujeta al empleo. 

Millones de trabajadores (junto con sus dependientes) están sin trabajo, sin sueldo, sin seguro y sin acceso a programas de seguridad social o líneas de crédito. Pero a ellos —y a nosotros— no nos falta resiliencia. Nuestros amigos afectados tienen soluciones, y tienen que estar en la mesa aconsejando a los que hacen las políticas cómo seguir adelante. Tenemos que garantizar la salud y el bienestar de todos en nuestra comunidad y, mientras reunimos los recursos y abogamos por acciones colectivas, también podemos eliminar las injusticias estructurales en nuestros sistemas de alimentos en este proceso de reconstrucción. 

Tenemos que imaginar un resultado donde nadie se quede atrás por dejar que nuestros miedos, ansiedades o codicia individuales nos absorban.

Todas las soluciones gubernamentales deben poner a los trabajadores y a la salud primero, y la manera más efectiva de hacerlo es garantizando inmediatamente ingresos y acceso universal a la salud. Los pequeños negocios necesitan subsidios —no sólo rentas sin intereses o pagos diferidos— para apoyar un flujo de efectivo que ayude a mantener a los empleados. Los trabajadores de la industria de comida están proveyendo servicios esenciales para nuestras comunidades, alimentando a los trabajadores que se encuentran al frente y siendo empáticos con las personas que ayudan a asegurar que todos los que están resguardados puedan mantener un pequeño parecido a la normalidad en estos tiempos tan inciertos. 

Tenemos que imaginar un resultado donde nadie se quede atrás por dejar que nuestros miedos, ansiedades o codicia individuales nos absorban. Estas experiencias nos obligan a enfocar nuestra atención al exterior, a los desafíos que se enfrentan los más vulnerables de nuestra comunidad. Nuestras soluciones más resilientes serán locales. Mientras ayudemos a tantas personas como sea posible (por ejemplo, con el SF New Deal), lo más rápido posible, podemos empezar a construir una nueva infraestructura de cuidado a la comunidad. Si nuestras soluciones incluyen a las comunidades afectadas —aquellas que son más vulnerables en estos momentos de necesidad extraordinarios— iremos más lejos, avanzaremos más rápido y seremos más efectivos al restaurar y recuperar nuestras comunidades. 

“No hay una única respuesta que nos ayude a resolver todos nuestros problemas futuros. No hay un truco de magia. En su lugar, hay miles de respuestas, por lo menos. Tú puedes ser una de ellas, si decides serlo”, escribió Octavia Butler en un ensayo llamado “Algunas reglas para predecir el futuro”.

Ser empático te ayudará a superar esto.

Ya estamos cambiados por este desastre global. Ser empático te ayudará a superar esto. Butler previó este preciso problema en el que nos encontramos en su novela Parábola del sembrador, donde escribió: “Todo lo que tocas, cambia. Todo lo que cambias, te cambia”.

Cómo enfrentamos este momento definirá el futuro próximo y puede sentar las bases para un nuevo horizonte donde hagamos compromisos transformadores y significativos para cuidar a cada persona que hace posible nuestra vida cotidiana, no sólo en el servicio de alimentos, sino también agricultores, maestros, cuidadores infantiles, trabajadores sociales, conserjes, trabajadores de tránsito, enfermeras y socorristas. La situación nos obligando a tener un sistema de alimentos del que todos podamos disfrutar y que reconozcamos el valor que todos aportamos a cada esfuerzo, promoviendo la dignidad de los trabajadores en forma de salarios adecuados, equidad a cambio de su trabajo y acceso significativo a una vida más saludable. Todos merecemos un futuro donde celebremos nuestra interdependencia y donde todos prosperen. 

Que el amor, la ciencia y el antirracismo nos guíen en nuestros días, semanas, meses y generaciones por venir.

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