Cuando no quieras lidiar con nada más haz una sopa en tu licuadora

Si tienes vegetales que están por echarse a perder, cocinarlos y licuarlos es la solución
sopa de zanahorias rostizadas hecha con licuadora

Llevamos una seis semanas de las medidas de aislamiento social para prevenir el contagio por COVID-19 y ya me he asentado en una especie de rutina de cocina. Algunos días tengo mucha energía y haré una elegante lasaña o un pancake dutch baby con jamon, o cualquier otra comida que sea un proyecto divertido para la cena. Pero aproximadamente cada tres semanas, estoy tan abrumado y ansioso que no quiero hacer nada más que cortar queso y juntarlo con galletas o comer una cucharada de crema de cacahuate directo del frasco como desayuno. En algún punto del curso de las infinitas semanas pasadas, comencé a usar el apoyo de mi licuadora para esos días.

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¿Por qué una licuadora? Porque si tienes vegetales que yacen en tu refrigerador acercándose peligrosamente a su vencimiento, puedes convertirlos en una sopa fácilmente. Esta sopa lituana de zanahoria tiene aditamentos deliciosos —el pan báltico y el cuajo de queso fresco— pero en su esencia, es solo una simple y deliciosa sopa de licuadora. Rostizas las zanahorias, salteas un poco de cebolla, agregas algo de caldo y metes todo a la licuadora. Habemus sopa.

Esta sopa no requiere de caldo o de agua, su base esta completamente formada por jitomates. Un poco de jamón crujiente y menta fresca disminuyen la dulce acidez de los jitomates. Si no puedes encontrar tomates rosas de Barbastro, usa los más jugosos y maduros que encuentres en el mercado. Foto:Victor Protasio.

Esta receta tiene semillas de comino y alcaravea para añadir algo de ese calor de las especias, además de crema ácida para dar cremosidad a la mezcla. Pero el formato básico funciona bien con muchos vegetales. Poros, zanahorias, coliflor, brócoli, papas, nabos —todos forman una gran sopa—. De hecho puedes usar las verduras que te gusten o tengas a la mano. Solamente recuerda cocinarlas antes, saltea añade algunos ingredientes aromáticos, coloca todo en la licuadora con un poco de sazonadores y caldo y tienes una sopa. Es fácil, es rápido y va muy bien con ese pan de masa madre que quizás hiciste el otro día (o si tienes pan que está por echarse a perder, tuéstalo con un poco de aceite de oliva y tienes crutones). También es un truco útil para el verano, puedes hacer sopas frías como gazpacho sin siquiera tener que prender la estufa.

Si no tienes una licuadora grande, una licuadora de mano funciona también, solo coloca todo en un bowl profundo y licua. Y si tienes una licuadora sofisticada como una Vitamix, te tenemos noticias extra buenas: si licúas los vegetales en el ajuste más alto, estará lo suficientemente caliente que podrás verter la sopa directamente en el plato y comerla. Si tienes la energía y los insumos, termina con unas hierbas o quizás una cucharada de crema ácida o queso de cabra. Si no, tómala directo de una taza, eso funciona también. Si tienes más sopa de la que puedes comer ahora, también es muy fácil de congelar y en el futuro cuando estés exhausto te alegrarás de encontrar un contenedor listo para ser descongelado, calentado y comido.