Un oda al fideo seco

En cualquiera de sus formas, el fideo seco es delicioso.
fideo seco

El fideo seco es uno de los platillos mexicanos más reconfortantes. Recuerdo que de niña mi mamá me llevaba a comerlo a las Cazuelas de la Abuela, en días lluviosos. Por un tiempo esta pequeña reunión se convirtió en nuestro ritual.

En cualquiera de sus formas, el fideo seco es delicioso: con chicharrón seco, con crema, con chile serrano en lugar de chipotle o incluso con una cucharada de frijoles de la olla encima. Es un platillo que abraza y que se ha convertido en la entrada por excelencia de muchas casas mexicanas, quizá por su bajo costo.

La magia del fideo seco radica en su sencillez. Sólo necesitas un poco de fideo, aceite, jitomate en pasta, chipotle y caldo de pollo. Al cocinarlo, es necesario dorarlo un poco con aceite y no abusar del caldo de pollo para que no quede como sopa. El truco está en que se consuma muy bien el líquido y que todos los elementos se balanceen. Además, algo que mi mamá siempre me ha dicho es que es bueno agregarle un poquito de pasta concentrada de tomate para que tenga más color y sabor.

Para coronarlo le puedes poner de todo: más chipotle, queso cotija, cebolla, cilantro, longaniza, carne, pollo o aguacate. En realidad, la mayoría de los sobrantes de tu refrigerador quedan bien en el fideo seco, incluso los menos pensados como una cucharada de jocoque.

Hoy en día ya no solamente es un platillo que comemos en casa o en restaurantes tradicionales. Hemos podido ver el fideo seco en lugares como Comedor Jacinta, Fonda Fina, Agua y Sal o Público Comedor. Cada quien le da su estilo.

El fideo seco es algo que nos une en la mesa y que siempre funciona para hacernos sentir un poco mejor. No hay nada más casero que este platillo.