Una de las bebidas alcohólicas más antiguas, está de regreso

Una de las bebidas alcohólicas más antiguas regresa paulatinamente a nuestras mesas.
hidromiel

El hidromiel se considerada una de las bebidas alcohólicas más antiguas, uno de los primeros ‘deleites’, precursora de la cerveza y consumida por los griegos, los romanos y los vikingos de acuerdo a escritos históricos.

La presencia de esta bebida está documentada en torno al año 1700 a. C. En Alemania existen cuernos de vaca que datan del año 2100 a. C. que eran usados para beber hidromiel.

También se cuenta que era la bebida favorita de Julio César y que mantuvo a flote a Filípides, el hombre que corrió 37 kilómetros, entre Maratón y Atenas, para anunciar la victoria griega sobre los persas, un acto que dio origen al mito del maratón.

Los mayas lo llamaban balché, los romanos aqua mulsum y los griegos melikraton. Los celtas y sajones le atribuían propiedades energéticas, digestivas y relajantes. Diversas referencias la han definido como la bebida reservada a los héroes y escogidos. Aparece también en libros sagrados como el Rig Vedá, anterior al hinduismo, y escrito entre 1700 y el 1100 a. C.

La elaboración del hidromiel es sencilla. En la antigüedad sólo se usaba miel y agua y se esperaba a que fermentara. El proceso era muy lento, así que para agilizarlo le añadieron levaduras.

El tiempo que transcurrre entre la mezcla de los ingredientes y el embotellamiento sigue siendo largo y puede superar el mes y medio. La fermentación se suele llevar a cabo en una barrica de roble, la que hace que el hidromiel, además de tener similitudes con la cerveza, las tenga también con el vino. El resultado es una bebida de una elevada graduación que ronda los 12 grados.

El consumo de hidromiel en México crece entre los consumidores que buscan una bebida alternativa y artesanal a las que se obtienen a partir de procesos más industriales. En nuestro país, el uso del hidromiel se centra en las cervezas que se preparan con cereales como la malta, la cebada y miel. Básicamente estas cervezas, elaboradas con este principio de ingredientes, tienen un cuerpo medio y en boca se encuentra un balance entre la malta y el dulzor de la miel. En la nariz se perciben notas cítricas y florales e incluso llega a apreciarse un dulzor característico de la miel.

Para preparar en casa

1 ½ litros de agua

 ½ kg de miel de abeja pura

 1 gr de levadura fresca orgánica

En una olla mediana a fuego medio calienta la miel hasta que esté más fluida.

En otra olla calienta toda el agua, menos una taza. Añade la miel poco a poco, removiendo sin parar, de modo que se forme una pasta homogénea similar al jarabe. Coloca la taza restante en el refrigerador.

Con una espumadera o una cuchara, ve retirando la espuma que se va formando en la superficie. Cuando llegue al punto de ebullición retira la olla del fuego. Añade la taza con agua fría que pusiste en el refri. Trasvasa la mezcla a un fermentador.

Una vez que la mezcla se ha enfriado (a unos 25ºC), es el momento de añadir la levadura. Tapa el fermentador y mantenlo a una temperatura promedio entre 20ºC y 25ºC, en un lugar oscuro. La fermentación durará de 3 a 7 días, lo sabrás cuando tenga una densidad constante.