El queso de puerco no es un queso, ¿qué es en realidad?
PxFuel

Aunque su nombre lo diga, el queso de puerco es un producto que no tiene nada que ver con el queso o ningún lácteo. La base de su elaboración es un tipo de gelatina de cerdo, carne y condimentos.

No existe un versión clara de su origen, pero hay registro de su elaboración desde la Edad Media en diferentes países de Europa como Italia, Francia y Alemania. En nuestro país, principalmente existen dos estados que se disputan “el mejor queso de puerco”: en Chiapas y en el Estado de México.

Por ejemplo, en San Cristóbal de las Casas lo preparan con cabeza de cerdo, sal, tomillo, orégano y hojas de laurel. Le quitan el exceso de grasa y luego lo pican finamente en una tabla. Después lo fríen y lo envuelven en un manta de cielo. Una vez que esté bien envuelto, lo aprietan muy bien y lo dejan reposar (ya frío) en el refrigerador. Finalmente lo destapan y lo cortan en rebanadas.

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En el Estado de México también es muy popular y la técnica y condimentos no cambia mucho a la de San Cristóbal. Y como en casi todas las preparaciones mexicanas, las recetas de queso de puerco varían y cada quien le pone su toque y sazón. Pero más o menos se podría resumir como una terrina gelatinosa con de cabeza de ternera o cerdo.

Del nombre, realmente no hay una explicación pero es muy probable que sea porque la textura del queso se asemeja a la cabeza de cerdo.

Es común verlo en las misceláneas o tiendas de abarrotes. Sin embargo, en muchas de ellas no lo venden artesanalmente y ofrecen la versión industrial de color rosado con aceitunas, pimientos y una pequeña orilla gelatinosa. Las torterías son otros de los lugares en donde el queso de puerco está entre panes esperando a ser comido.