Hay muchas versiones de caldo en el mundo:de verduras, de res, de pollo, de cerdo, de pescado, de camarón y hasta una mezcla de todo lo anterior.
Pero más allá de los caldos que existen alrededor del mundo y que fungen como platos fuertes —como el pozole, el ramen o la sopa de cebolla—, existe una tendencia por incorporar caldos y consomés a diferentes platillos que no necesariamente son caldosos. Se usan de alguna manera para vestir al plato, un complemento que redondea la experiencia en el paladar, pero sin ser una sopa.
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Fun facts
- Existe un registro arqueológico de que los caldos o sopas se consumen desde el año 6000 a. C. Se dice además que los primeros estaban elaborados a partir de especies como el hipopótamo.
- El caldo de pollo es uno de los platillos más populares en el mundo por sus propiedades restaurativas y gran aporte nutricional.
- Los griegos tomaban caldos herbáceos con cereales como remedios medicinales.
- En China el caldo es parte fundamental de la cultura, ya que se cree que al consumirlo se evitan enfermedades. De hecho un estudio de la BBC acerca de la Primera Guerra Mundial, le atribuye al caldo que los trabajadores que emigraron a Europa aguantaran jornadas más largas que los mismos europeos.
Quién le hace justicia a la tendencia:
Rosetta
En el restaurante de la chef Elena Reygadas sirven unos tortellini servidos sobre un delicado consomé de aves.
Sud 777
Con un toque más contemporáneo, Edgar Núñez sirve unos mejillones en consomé de res, cilantro y chile verde.
Giulia
A las afueras de Harvard Square, en Cambridge, se encuentra este pequeño lugar italiano que ofrece una extraordinaria lubina rallada en un caldo de verduras de temporada.
