La historia de dos muxes que se han abierto paso en la cocina

Donají Mendoza y Nicol Peto, como muchas otras muxes, encontraron en la cocina un sentido de pertenencia.
muxes

“Para los que no son del estado, resulta raro ver a un hombre vestido de mujer cocinando. Pero acá en Tehuantepec, es común vernos participar en las fiestas,” me platica Donají Mendoza. Ella es parte de la comunidad de muxes (mushes) del Istmo de Tehuantepec, en el estado de Oaxaca, junto a muchas más. 

La comunidad muxe se conforma tradicionalmente de hombres zapotecos que se identifican con el lado femenino y en su mayoría se encargan de la cocina, cuidar a su familia y apoyar a la comunidad. “A un muxe no lo define un género. No se define como él o la, es sólamente muxe. No solo es una orientación sexual, es algo cultural,” explica Donají, nacida en Santo Domingo, Tehuantepec, y muxe desde los 18 años

“En mi familia fue difícil que aceptaran que yo era muxe, porque existe una gran discriminación y falta de empleo para las personas muxes. Ellos no querían que yo terminara en un bar o que cayera en la prostitución”, agrega Donají, quien también es licenciada  en educación preescolar. 

Donají conoció a Nicol Peto —también muxe— cuando tenía 8 años. En ella encontró un apoyo para acercarse a la cocina hasta convertirla en su profesión. “Le ayudaba a preparar los guisos para las fiestas. Además de ella, mi abuela me enseñó las bases de la cocina, porque en esta vida hay que ganarse el taco a como dé lugar. Eso fue lo que me impulsó a ver la cocina como mi profesión y trabajo.”

Donají Mendoza

Para Nicol, que se asumió como muxe a los 18 años,  la gastronomía ha sido parte de su vida desde muy pequeña. Como Donají, se convirtió en una de las cocineras tradicionales más reconocidas de su barrio gracias a la tutela y cuidados de su abuela, “a mi me encantó la cocina porque mi abuelita Florencia me dijo que si salía muxe tenía que aprender algo,” cuenta la cocinera istmeña.

En sus 20 años de carrera en la cocina Nicol ha sido la cabeza de los banquetes de las las velas istmeñas (fiestas patronales ancestrales que se rigen por el baile y el color) de su pueblo y ha sido reconocida como la Reina Muxe, un título que conlleva responsabilidades en su comunidad, como apoyar en decisiones importantes hasta organizar fiestas o asistir con el apoyo de medicinas e insumos en tiempos de COVID-19. 

Nicol Peto

Nicol y Donají venden comida tradicional del Istmo todos los días y menús para celebraciones. Donají es experta en preparar tamales de masa sin manteca, relleno de puerco, mole negro, relleno de pollo, lomo horneado, carne de puerco y gaznates. 

El tiempo que ambas han invertido en la cocina ha sido recompensado. Ahora no solo se sienten parte de una comunidad de muxes sino de una comunidad de cocineras. Ambas fueron las primeras muxes invitadas al Encuentro de Cocineras Tradicionales que se celebró en la capital de Oaxaca en el 2019. “No se trata de ser las primeras o la últimas. Queremos que lleguen más compañeras y que sepan que sí somos capaces, no nos define la preferencia sexual. No hemos sufrido discriminación en este tipo de eventos, pero sí ha tomado tiempo”, concluye Donají.