Conoce a Alberto Antonini, uno de los enólogos más importantes del mundo

No es que todos los vinos que toque los convierta en oro, pero es un hecho que el enólogo italiano tiene un don para convertir los vinos en los que trabaja en los mejores del mundo.
alberto-antonini-portada

Ha visitado los mejores viñedos del mundo y trabajado para grandes bodegas como Robert Mondavi, Au Bon Climat, Qupé, Seghesio, Antinori y las de Bulgheroni Family Vineyards. A sus 61 años, Alberto Antonini podría ser considerado el Michel Bras o René Redzepi de la vinicultura, pues su nombre es sinónimo de vinos sobresalientes y proyectos de vinificación cargados de buenas prácticas ecológicas. Lleva el vino en su ADN y eso lo convierte en uno de los asesores de bodegas más importantes del mundo.

También puedes leer: D’Otto Fest: pasión por los mejores vinos del mundo

Originario de Empoli, un pueblo cercano a Florencia, Italia, hijo de profesores y bebedor de vino desde la infancia, Alberto estudió Ciencias Agrarias en la Universidad de Florencia y tiene una tesis doctoral sobre variedades de uva que estaban en riesgo de desaparecer en la Toscana. Luego realizó un trabajo de posgrado de Enología en la Universidad de Burdeos, en Francia, y en la Universidad de California Davis, Estados Unidos. Pero su formación como enólogo realmente empezó con Grupo Frescobaldi, lugar que lo fogueó para convertirse en el director técnico de la finca Col d’Orcia en Montalcino, y posteriormente en director de enología de la reconocida bodega Antinori, donde estuvo hasta 1996.

Foto: Juan Pablo Espinosa

Luego fundó Matura Group, su propia empresa de consultoría de vinos, donde también ayuda a la producción de vino en bodegas de Italia, Argentina, Chile, California, Sudáfrica, Portugal, Canadá, Uruguay, Australia y Armenia. “Crecí en la Toscana y mi familia hacía vino. Hay mucha historia del vino ahí. En Italia se produce esta bebida en todas partes y la gente lo considera parte de su alimentación. Es por eso que le debo mucho al mundo del vino. Primero porque me da de comer y después porque me ha llevado a viajar y conocer otras culturas, otras tradiciones y otra forma de entender el valor de la vinicultura. Yo disfruto todo lo que aprendo de él y por eso busco aportar grandes cosas. Sin duda es mi misión como enólogo”, dice.

También puedes leer: D’Otto Fest: pasión por los mejores vinos del mundo

Hacer cultura

Desde que Antonini incursionó en el mundo del vino profesionalmente —hace más de 37 años—, su misión ha sido mejorar las técnicas y formas de hacer vino, para dejar un legado de conocimiento que ayude a transformarlo en un elemento cultural y que no solo se reduzca al acto de beberlo.

“Cuando era niño era una tradición tomar vino. Era como un alimento líquido que era parte de la comida. Hoy es una experiencia. La gente no toma porque sea parte de una rutina, sino porque tiene curiosidad de aprender. Yo nunca pensé que esta parte de la agricultura se podía llevar a este nivel dentro de la cultura y sin embargo, como asesor lo hago. Me gusta ver cómo los jóvenes beben vino, no solo por beber sino por aprender de él”.

Alberto Antonini

También puedes leer: Vinos mexicanos estarán en el Pabellón de México en Dubái 2020

Ser consejero

Fue en 1996 cuando Alberto decide salir de su trabajo de tiempo completo para comenzar a ofrecer consultorías. Su objetivo: ayudar a las bodegas a optimizar sus recursos y mejorar sus prácticas a través de su visión. Su idea no es cambiar todo el sistema, sino adaptar su conocimiento a las necesidades de cada una, para así lograr que cada bodega despunte a un nivel mejor.

¿Cómo lo hace? El primer paso es observar y después dar herramientas que se adapten principalmente al terruño. “No soy invasivo, solo aporto mi conocimiento. Algunos toman lo que digo al 100%, otros no, pero eso es justo lo que busco. No me gusta la idea de ser un consultor que tiene la magia de transformarlo todo, sino de alguien que suma el trabajo de mucha gente. Mi trabajo es entender dónde y qué hacer. Un músico es responsable al 100% de lo que hace y un enólogo no. Yo dependo de la naturaleza y potencial del lugar”, explica.

También puedes leer: Vinos wagner, tradición, calidad y sabor que hacen historia

Lo más importante: el terruño

Alberto Antonini tiene claro que dentro de la cultura del vino no hay nada más importante que el terruño donde se establece cada viñedo. “Borgoña me enseñó eso desde la primera vez que la visité. Me parecía única la forma en que, de un metro a otro, todo cambiaba. Eso me llevó a pensar que en todas las regiones vinícolas se puede lograr eso. Para mí se trata de entender las características del subsuelo para poder enfocarlas en los vinos que se crean”, explica. “

También es vital saber que la producción de vino no depende de una sola persona. Yo prefiero hablar de la tierra donde se hace el vino que de la persona que lo hace. La realidad es que el vino depende de mucha gente y todos forman la cadena de valor del producto final”.

Alberto Antonini

La búsqueda de nuevos terruños ha llevado a Antonini a explorar diversos rincones del mundo. Los más recientes son Armenia y Líbano, lugares donde ha buscado rescatar uvas que representan las zonas vinícolas más antiguas del mundo. “Me impresiona mucho saber que una zona tan rica en terruño sea tan poco conocida. Los viñedos de estas regiones son, en gran medida, los que dieron origen a la cultura del vino. Es mi deber explorarlos y tratar de que sus vinos lleguen a todos los paladares. Todo mi trabajo y pasión los estoy enfocando a conocer la zona para luego transmitir su potencial”, cuenta ilusionado mientras confirma que su siguiente vuelo será de más de 18 horas rumbo a esa región.

También puedes leer: Conoce al bartender del speakeasy más famoso de Italia

Alberto Antonini y Bulgheroni Family Vineyards

ALBERTO-ANTONINI
Fotos: Juan Pablo Espinosa / Lugar: Wine Bar by Concours Mondial de Bruxelles

Don Alejandro Bulgheroni, empresario petrolero de origen argentino, incursionó en el mundo del vino de la mano de Antonini en 2007, cuando fundaron la bodega Garzón en Uruguay, con 200 hectáreas dedicadas a la uva tannat. Desde entonces han recorrido el mundo juntos, fundado bodegas en Estados Unidos, Francia, Italia y Australia, para explorar regiones vinícolas cuyo potencial no había sido realmente considerado antes, y mostrar otras formas de entender ciertas uvas.

“Hoy sé que mi trabajo es lograr que se conozcan más variedades. Es impresionante que apenas se consumen alrededor de 200. Si hay algo que me gustaría dejar como legado es el conocimiento de todas esas uvas que hoy son desconocidas”.

Alberto Antonini

Uno de sus proyectos más sobresalientes ocurre en la Patagonia, dentro de la bodega Otronia, la más nueva del grupo, que ya se ha vuelto un referente de la región. Su filosofía es lograr vinos que reflejen las condiciones climáticas extremas de la zona. Aquí, logran vinos blancos hechos con uvas pinot noir —ha reflejado un potencial único de delicadeza aromática y complejidad gustativa—, chardonnay, gewürztraminer y pinot gris, con una tipicidad tan clara que podrían competir con los clásicos de Borgoña. La labor de Alberto ha sido posicionar a la malbec de la bodega dentro de las mejores en el mundo. Los vinos de esta bodega, como muchos de los que hace, han sido calificados con más de 90 puntos.

Las vides que han marcado su vida

uvas-rojas-verdes
Foto: Unsplash

Aunque como a todo hacedor de vino le cuesta trabajo elegir sus tipicidades favoritas, estas son las que han marcado su historia.

Sangiovese

Su raíz. Al ser originario de la Toscana, no puede dejar de tener una relación amorosa con esta variedad.

Nebbiolo

Su identidad. Para él es una de las uvas tintas más expresivas. Una uva capaz de adaptarse de formas insospechadas a diferentes suelos. Es también una de las uvas que más se identifican con Italia.

Malbec

Su reto. Argentina y su malbec lo han transformado como enólogo. Ha encontrado en esa varietal una forma distinta de entender la vinificación y de lograr que una variedad sea reconocida.

Tannat

Su sorpresa. Sin duda una de las uvas más expresivas. Uruguay tiene las mejores desde su perspectiva y es una uva que pocas veces se valora cómo se debería.

¿Tinto o blanco?

“Tinto. Decía mi abuela que él vino tinto hace sangre. Desde siempre son mis favoritos además he crecido con uvas tintas. Eso no quiere decir que no reconozca el valor de los blancos”.

Alberto Antonini

También puedes leer: ¡Alerta! La producción de vino caerá por problemas de cambio climático

El trabajo de Alberto Antonini en tres palabras

Observar. Ver cómo funciona cada bodega y quienes la integran. Cómo se adaptan a lo que tienen. Si es una bodega grande o pequeña. Si tienen buenas prácticas de principio a fin. Si todo lo que hay es congruente con el entorno.

Entender. Sin juzgar entiende la forma de hacer las cosas y busca adaptarse a sus procesos para encontrar áreas de oportunidad.

Aportar. Dar herramientas que pueden mejorar todo y convertir cada bodega en una destacada dentro del mundo del vino.

Síguenos en: Facebook / Twitter / Instagram / TikTok / Pinterest