
Las mismas moléculas de agua han estado en la Tierra desde antes de los dinosaurios, dadas y devueltas en un ciclo constante. Así es, creo, con botellas de Veuve Clicquot. La gente me las regala y, como todos los humanos, finjo ser feliz, lo guardo en mi bodega y luego la vuelvo a regalar a los demás, la llamativa caja amarilla nunca se abrió. De hecho, es posible que no haya Champagne Veuve Clicquot en absoluto, solo cajas pesadas Veuve Clicquot.
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Ninguna de las docenas de personas que me han dado Veuve Clicquot ha preguntado si me gusta Veuve Clicquot, porque que te guste Veuve Clicquot no es el punto de regalar Veuve Clicquot. Es el regalo perfecto para las fiestas: es costoso pero no prohibitivo; todos conocen su precio, por lo que obtienes crédito completo; tiene una etiqueta bonita; tiene un sabor inocuo y dulce. Tiene todo lo que la botella mucho más cara de Veuve , La Grande Dame, no tiene. Nunca me han regalado Grande Dame porque eso requeriría preguntarme qué tipo de vino me gusta. Las únicas personas que conozco que han hecho eso son sommeliers y mi madre, en parte porque eso requiere escucharme hablar en detalle sobre los tipos de vino que me gustan.
Veuve Clicquot tiene un don tan universal que a mi amiga Kristin Newman, una escritora de comedia, le regalaron una caja de Veuve Clicquot que venía con una nota de “Feliz Aniversario”. No era su aniversario. La nota estaba dirigida a la persona que le dio la botella a Kristin. Me alivió descubrir que esa persona no era yo.
No es solo Veuve. Todo el licor es un regalo perezoso. ¡A ese chico le gusta el vino! ¡Esa mujer ama el whisky! ¡A esa pareja le gusta emborracharse y olvidar cuánto se odian! El licor es una tarjeta de regalo de Amazon con peso.
Excepto que regalar vino o destilados no es tan seguro como crees. Mucha gente que conozco confesó haber dado vino a amigos que recién habían comenzado a estar sobrios, lo cual es un paso duro en la recuperación. Un regalo que dice: “Se me olvidó que luchaste con el demonio genético que destruyó tu matrimonio, terminó con tu carrera y te arrestaron en Hollywood Boulevard” no va a salir bien, no importa cuán bonita sea la caja. Mi amiga Cara Berk me dijo que una vez le compró a su amiga una botella de Frangelico: Era alérgica a las nueces de árbol. Pero se ha disminuido, así que esta bien. Entonces eso es bueno; ella va a estar bien “, recordó. “Ella no estaba bien”.
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Hay un error aún más horrible al regalar bebidas que casi matar a tu amigo con un licor, supongo que lleva el nombre de una de las relaciones de Angelina Jolie: no abrir la botella de vino que traje a tu cena. Supuestamente, hay una regla de etiqueta que no se debe que abrir el vino de un invitado. Esto tiene sentido si quieres construir una sociedad sin cenas. Traje ese vino, así que hay al menos una cosa que disfrutaré esa noche. ¿Dónde termina el derecho de un anfitrión a suspender el habeas corpus de regalo? Si traigo una caja de galletas, ¿puedes esperar hasta que todos se vayan y comerlas en la cama? Si quisiera que disfrutaras el vino más tarde, lo habría puesto en una de esas bolsitas con un lazo y una nota sobre el aniversario del amigo de Kristin. Entiendo que puedes haber seleccionado cuidadosamente un Rhône para emparejarlo con tus short ribs estofadas. Pero si no abres también el Montrachet que traje antes del plato principal, en tu próxima cena obtendrás una caja Veuve Clicquot llena de rocas.
De ninguna manera digo que debas ir a tu próxima fiesta con un jarrón o una vela o una de esas almohadas que colocas en la cama y luego quitas de la cama para que puedas usar las almohadas reales que hay debajo. Simplemente dedica un poco de tiempo a la compra de licor para que el regalo sea personal.
Si necesitas más explicaciones: cómprame La Grande Dame.
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