Los echalotes son los primos del ajo y la cebolla que necesitas en tu cocina

Aunque a menudo comparado con el ajo y la cebolla, la ligereza y dulzor de este bulbo hacen que valga la pena experimentar con su sabor .

mayo 29, 2020

Los echalotes son los primos del ajo y la cebolla que necesitas en tu cocina

Foto: Dhivyaa Naraayani / Unsplash

Los echalotes son unos bulbos de origen asiático muy utilizados en la cocina francesa. A menudo se les compara con las cebollas y el ajo, lo cual es acertado ya que pertenecen a la misma familia: las liliáceas. Por fuera parece un gran diente de ajo alargado, cubierto por una cáscara de tonos que pueden ir del guinda hasta el salmón; por dentro es blanco translúcido con bordes rosa pálido y hasta morados y su forma interior tiene capas, como una cebolla pero vienen distintos bulbos en una cabeza como en el ajo. 

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En cuanto al sabor mucho lo describen como una mezcla entre el ajo y la cebolla y es que sí tiene algunas notas de ambos. Su sabor es más suave e incluso un poco dulce con un toque que recuerda al ajo, aunque mucho menos pungente, también tienen un poco de acidez.

Debido a que son menos fuertes que sus primos lejanos van muy bien en preparaciones crudas como aderezos y salsas, en los que notas su sabor sin que parezca demasiado protagónico. También puedes freírlos para sazonar algún pescado o carne y su dulzura se presta para preparaciones caramelizadas que funcionan muy bien en untables, por ejemplo en unas tostas con queso de cabra.

Otra gran cualidad de los echalotes es su valor nutricional. Son altos en proteína y fibra y vienen llenos de micronutrientes como hierro, calcio, magnesio y vitaminas A, B y C. Como otros miembros de la familia de las liliáceas contienen antioxidantes que ayudan a reducir los signos por estrés oxidativo y la inflamación.

Si vas a comprarlos por primera vez asegúrate de que estén firmes y no haya germinados saliendo de sus bordes. Guárdalos en un lugar seco y oscuro para que te duren más tiempo. Comienza por probar un poco crudo, para que identifiques su sabor, pero después deja correr tu imaginación, rostízalos para un dip, agrégalos a un guiso o utilízalo como reemplazo del ajo en tu pesto favorito. El chiste es que te animes a probar un nuevo ingrediente.

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