Haz germinado de lentejas, frijoles, trigo y otros granos en casa

Este sencillo proceso se puede realizar casi con todas las semillas que tengas en casa. En solo unos días tienes microgreens para agregar a todas tus comida
germinados caseros

Siendo la persona sensata que sabemos que eres, probablemente te abasteciste de granos para esta cuarentena. Su versatilidad, durabilidad y aporte nutricional los vuelven una reserva perfecta durante esta emergencia sanitaria, pero hay algo más que puedes hacer con estos granos aparte de hervirlos y cocinarlos; germinarlos. ¿Recuerdas el experimento escolar del frijol que se volvía una plantita? Bueno, esto es bastante similar.

Pero antes que nada te damos la mejor razón para hacerlo, los germinados son una increíble fuente de nutrientes —de hecho superan a los granos sin germinar—. La dietista de Harvard Kristina Secinaro explica que “el proceso de germinado descompone algo del almidón aumentando el porcentaje de nutrientes. También descompone el fitato, una forma de ácido fitánico que normalmente deteriora la absorción de vitaminas y minerales en el cuerpo,” explica en un artículo de Health Harvard. Estos nutrientes incluyen hierro, vitamina C, zinc, magnesio y proteínas, por lo que incluir los germinados en tu dieta es excelente.

1. Para germinar cualquier grano que elijas —lentejas, frijoles, trigo y garbanzo por ejemplo— necesitas un frasco de vidrio grande de 1 litro con boca ancha, ahí colocarás 2 cucharadas del grano y ½ de agua potable tibia, revuelve para asegurarte que no se peguen. Cierra con una malla o un paño de dios, coloca en un lugar oscuro a temperatura ambiente y espera 8 horas. Este proceso es para ablandar la capa que recubre el grano y que la germinación suceda más rápido.

2. Cuela las semillas y enjuaga con agua corriente. Lava el frasco y espera a que seque. Regresa los granos ya colados al frasco y vuelve a tapar con el paño, coloca una liga elástica para cerrar. Recuesta el frasco sobre un trapo de forma que quede casi completamente horizontal en un lugar a temperatura ambiente que no reciba luz solar. 

3. Durante los primeros tres días, cuela los granos cada 8 horas, enjuaga y vuelve a colocar en el frasco lavado. Esto es para retirar el exceso de humedad y evitar que le salgan hongos. Pasados los tres días repite el proceso una vez cada 24 horas. El cuarto o quinto día comenzarás a ver como se rompe la capa de los granos y comienza a salir un tallo pequeño. 

4. Cuando los germinados tengan aproximadamente 3 cm de largo coloca el frasco en una lugar que reciba luz solar indirecta. Así las hojas comenzarán a crecer. 

5. A los 7 u 8 días tendrás un germinado listo para comer. Recuerda que es muy importante que cambies escurras el agua a diario para evitar la formación de hongos.

6. La mejor forma de guardarlos es en un recipiente alargado, con tres toallas de papel para cocina en la superficie (para absorber la humedad) y tapado con una malla u otro material que permita a que el aire circule.

Puedes agregarlos a lo que sea, un sándwich, sobre la ensalada, como complemento de un pescado.

NOTA: Este procedimiento también se puede hacer con semillas. También puedes pasar algunos de esos germinados a una maceta con tierra fértil y dejar que crezcan un poco más para obtener brotes comestibles.