Adiós fine dining, estos restaurantes apuestan por comida honesta y desenfadada
Juan Pablo Espinosa

Lo conveniente rige al mundo alimentario. La comida funge como refugio que apacigua la ansiedad de estos tiempos. Las cosas se redefinen: atrás quedaron las reglas que dictaban el fine dining. Adiós, manteles largos y corbatas. Olvídate de mesas con tres tenedores, dos cuchillos, tres copas de vino y un plato base. Se vale estirarse para alcanzar lo que necesites y servir todo al centro para compartir. Lo de hoy son platillos ricos y que sacian la necesidad de confort, pero preservan las técnicas e ingredientes de buena calidad. 

Arroz con leche

Un twist desenfadado llegó al menú degustación del Sud 777, uno de los postres que incluye la caja para dos personas es un arroz con leche de coco, alga y matcha que abraza a quien lo prueba.

Hamburguesa 

En mayo del año pasado el restaurante Noma, ubicado en Copenhague, Dinamarca, reabrió como un bar de vinos naturales y hamburguesas, que reemplazaron sus platillos nórdicos ultra complejos. El resultado: se vendieron más de 1,300 unidades en menos de cuatro horas. Las hamburguesas, ensambladas con bollo de papa, se preparaban con carne añejada, fermentos, queso cheddar, salsa de tomate casera, mayonesa de pepinillos y cebolla morada. La alternativa vegetariana llevaba quinoa al vapor hecha tempeh (un proceso que toma dos días) y para finalizar se servía con un glaseado de fermentos de umami. 

Pollo frito 

El pollo frito es todo lo que una comida perfecta necesita: es crujiente, jugoso e irresistible. En el restaurante Amass, del chef Matthew Orlando, en Dinamarca, modificaron su menú de manera radical. Más allá de los fermentados, el naturalismo, las carnes sobremaduradas y los vinos biodinámicos de nueva cocina europea, llegaron a servir 250 porciones de pollo frito cada día. En Bali, Indonesia, el afamado Room 4Dessert, creación del repostero, hoy convertido en estrella de televisión Will Goldfarb, dejó a un lado sus postres y petit fours maravillosos para preparar sándwiches de pollo y pan recién horneado. La aceptación fue tan buena que quizá el restaurante cambie radicalmente en un futuro muy cercano. 



Lasaña 

Attica, en Australia, canjeó su Lamington por lasaña, pan de ajo y ensaladas. El chef Ben Shewry volvió a sus raíces y aunque en el nuevo menú encuentras platillos de herencia australiana como la tarta de queso y el helado Jelly Bean, la lasaña es sinónimo de apapacho. Y no sólo en Australia, en Nebraska, Benjamin Maides sirve esta pasta con queso y salsa entre cada capa en Au Courant Regional Kitchen. 

Tacos 

Quintonil, uno de los espacios de más renombre en México, pausó sus formalidades para transformar el lugar en un pop up de tacos. Cada lunes, Jorge Vallejo invita a un cocinero como Elena Reygadas, Toshi Narita o Eduardo Morali a participar con tres tacos y una propuesta de maridaje. 

Granola 

El nuevo formato de Eleven Madison Park, Nueva York, se basa en un kit con platillos de tres estrellas Michelin. Lo mejor es que incluye granola hecha por Daniel Humm y su staff para el desayuno del día siguiente. En CDMX, Gabriela Cámara, de Contramar, inauguró su servicio de desayunos con chilaquiles morita y fruta de temporada con granola.