Según un estudio, la música tiene mucho que ver a la hora de ordenar comida

En los últimos años, han surgido muchos estudios -algunos realizados por Charles Spence de la Universidad de Oxford-, que hablan de cómo la música puede afectar el sabor de los alimentos y cómo los ruidos fuertes hacen que los alimentos tengan un sabor más suave. La investigación incluso sugiere que podemos atribuir el mal sabor […]

mayo 30, 2018

Según un estudio, la música tiene mucho que ver a la hora de ordenar comida

Foto: Pinterest

En los últimos años, han surgido muchos estudios -algunos realizados por Charles Spence de la Universidad de Oxford-, que hablan de cómo la música puede afectar el sabor de los alimentos y cómo los ruidos fuertes hacen que los alimentos tengan un sabor más suave. La investigación incluso sugiere que podemos atribuir el mal sabor de la comida de avión al ruido de la cabina (aunque esa no es toda la historia). Además de afectar la forma en que los alimentos saben, ¿la música de un restaurante también puede afectar lo que ordenamos? Un estudio reciente de la Universidad del Sur de Florida sugiere que podría ser el caso y no en un mensaje subliminal. Los investigadores descubrieron que simplemente subir o bajar el volumen de la música en un restaurante hacía que las personas pidieran comida más saludable o menos saludable. Según el estudio, considerado el primero “para ver específicamente cómo el volumen dicta elecciones de alimentos saludables vs. no saludables”, fue publicado en el Journal of the Academy of Marketing Sciences, donde se ha demostrado que el volumen afecta el ritmo cardíaco y la excitación, el efecto calmante de la música suave hace que los comensales sean más conscientes de lo que ordenan, lo que resulta en una comida más saludable. Por otro lado, la música más alta aumenta la estimulación y el estrés, lo que conduce a elecciones de alimentos poco saludables y reconfortantes. Para probar esta teoría, los investigadores utilizaron una cafetería en Estocolmo, Suecia. Los elementos del menú se codificaron como “saludables”, “no saludables” y “neutros”. Luego, el restaurante tocó varios géneros de música alternando niveles de volumen de 55 decibeles y 70 decibeles. Durante el experimento, se vendieron 549 platillos en total -295 durante la música más suave y 254 durante la música más alta- y los investigadores encontraron que el 20% más de clientes pidieron algo no saludable cuando la música era más fuerte. La cantidad de platillos no saludables aumentó 10% durante los tiempos de música más alta (de 42% a 52%), mientras que la cantidad de opciones saludables bajó 7% (de 32% a 25%). Esta investigación sugiere que los  restauranteros deberían ser más conscientes de cómo es su entorno -y específicamente, la música- ya que, afecta en la decisión de sus clientes a la hora de pedir un platillo. Dipayan Biswas, el profesor de marketing en Muma College of Business de la USF, que dirigió el estudio, también sugirió una potencial ramificación más tortuosa. “Los restaurantes y los supermercados pueden usar la música estratégicamente para influir en el comportamiento de compra del consumidor”, dijo en un comunicado en el que anunciaba los hallazgos. ¡Parece que una tienda de donas con metal de fondo, sería un gran negocio!

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