“Hemos podido convertir la presión en combustible al mantenernos comprometidos con el espíritu inconformista que nos llevó a crear nuestro restaurante“, dijeron.
Los hermanos tienen una actitud saludable respecto a las críticas y al bullicio de la opinión pública que rodea El Cellar de Can Roca, en parte porque se mantienen firmes en su creencia de que “las cosas que nos hacen humanos” -alimentos y familia- deberían ser más valorados que “esas cosas que nos hacen competitivos”. En lugar de insistir en cuándo podrían aparecer los inspectores de Michelin o en qué revista está lanzando una nueva lista, simplemente se mantienen enfocados en mejorar su restaurante.
“Nos concentramos en desarrollar más, que prestar atención a lo que se dice afuera, que al final no está bajo nuestro control en absoluto”, explicaron los hermanos. “Tenemos la misma pasión que en nuestro primer día, siempre trabajando en algo nuevo”.
Con ese fin, los hermanos Roca, que recientemente se asociaron con Global Dining Collection de American Express, están iniciando una alianza con los Programas de Desarrollo de las Naciones Unidas en Kaduna, Nigeria llamada Food Africa que ayudará a “reducir el desperdicio de cultivos y mejorar la rentabilidad de los pequeños agricultores”.
Los hermanos Roca no necesariamente tienen una fórmula mágica que les permita mantener la cabeza fuera de un ambiente que se alimenta de niveles cósmicos de presión y exige innovación y creatividad constantemente.
Mientras tanto, algo que hace tan exitosos a los Rocas es, por supuesto, talento puro, la perspectiva de su profesión -que un gran restaurante siempre debe servir a la comunidad y honrar las tradiciones y recursos de su país de origen- . Esto es esencial que se mantenga, si El Celler de Can Roca quiere mantener su posición como uno de los mejores restaurantes del mundo.