La naturaleza es sabia aunque no siempre justa: la tierra nos hace esperar un año a que llegue la temporada de granada como si fuéramos niños el 24 de diciembre. Formados y tomando distancia ya están listas la manzana panochera, el chile poblano, el durazno criollo, la pera lechera, ingredientes endémicos de Puebla. El plato comienza a entreverse cuando todo, excepto la granada, se reúne con la carne picada, de cerdo, de res, de las dos. El toque final es la nogada, hecha a partir de la paciencia –hay que pelar un sinfín de nueces de Castilla y deshacerse las yemas de los dedos es parte de la cuestión– y de la sazón que debe tener un pie en el mundo dulce y otro en el salado.
Solitos, sin nada más, los chiles en nogada son La fiesta. ¿Hay algo más que pueda terminar de ponerles su altarcito? Diría que el pan –para embarrarlo sin modales en el plato–, la familia y una bebida que haga brillar sus ingredientes y el arduo trabajo que empezó en el campo, continuó en la cocina y terminó en el más fino de tus platos.
Que si es mejor que vaya con espumosos. Probablemente sí, pero tampoco es ley. El rosado también es amigo, pero lo son de igual forma las uvas tintas que llevan los frutos rojos y la acidez por delante. Luego están las cervezas, sobre todo esas frutales con gusto acaramelado. Para los abstemios o los niños, un agua de Jamaica fría y especiada hace lo propio. Hay algo para todos.
Espuma de Piedra Brut, blanc de blancs
Este espumoso es una celebración 100% mexicana. Tiene una burbuja ligera que armoniza bien con el picor del chile. Sus notas a manzana verde, frutos tropicales y mantequilla resaltan las notas exactas de tu platillo favorito.
Henri Lurton Chenin Blanc
¿Quién no ama este vino? La chenin blanc, además le va bien al chile en nogada. Este particularmente tiene un ligero encaje (burbujitas apenas perceptibles en la copa), notas a frutos secos, naranja y membrillo.
V Casa Madero
Este rosé de la bodega más antigua de México, desde el color combina bien con el chile en nogada. A esto, súmale sus aromas a frutos rojos frescos, chabacano y naranja confitada.
Doménica, Vinos Pijoan
Para los haters del blanco o rosado –¿habrá algún hater de los espumosos?– está este grenache con syrah y cariñena. La fruta fresca y los taninos suaves son clave, pero además tiene un toque especiado a canela y vainilla que termina por embonar todo.
Calavera Tripel Abadía
De las de abadía, esta cerveza tipo belga, de alta fermentación tiene un sabor acaramelado gracias a sus maltas caramelo. Como es ligera, acompaña sin opacar los chiles.