Datos que no conocías de los dulces mexicanos
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Los dulces típicos de México son parte de nuestra gastronomía y tradición. Y aunque en su mayoría surgieron gracias al mestizaje de varias culturas (árabe y española principalmente), otros surgieron desde tiempos aztecas.

Platicamos con Guillermo Mateos de la Mora (chef asesor en Aspic), quien nos contó un poco de la historia de los dulces típicos de nuestro país.

“Toda la confitería mexicana tiene su origen en la recetas que trajeron los españoles… la mezcla de culturas entre españoles y árabes dio pie a incorporación de semillas, nueces, almendras, canela y nuez moscada”.

De la Mora, nos contó que el único dulce que se podría considerar “ancestral o de tiempos prehispánicos” sería la alegría elaborada de amaranto, con nueces y pepitas dentro.



Originalmente, las alegrías se moldeaban en forma de algún dios a manera de ofrenda. Pero había algo que desconcertó a los españoles y que obligó a los aztecas a dejarlas de hacer. La leyenda cuenta que se elaboraban con sangre de niños y jóvenes, que se mezclaba con amaranto y aguamiel y se ofrecía a manera de sacrificio para venerar a los dioses. A esta pasta se le llamaba tzoalli.

Se prohibieron por siglos, pero tiempo después, resurgieron gracias a un misionero del Estado de México, que adaptó la tradición (sin sacrificios) y las empezó a hacer en honor a antiguas prácticas. A esta nueva versión les añadió pasas y piloncillo. Según cuenta el chef “se le llamó alegría por la alegría de rescatar el dulce prehispánico”. Ahora son un dulce típico y muy común en las calles de nuestro país.

Pero no sólo las alegrías son un dulce popular, los dulces conventuales también han sido muy reconocidos a nivel mundial. En la época de la Colonia, las monjas elaboran dulces y panes en los conventos. El más claro ejemplo del mestizaje (además de los chiles en nogada) fueron los jamoncillos, dulces de pepita, camotes y frutas cristalizadas.

Ahora, el dulce mexicano se ha visto beneficiado por la globalización y, actualmente se exportan más de 400 millones de dólares de dulces a Europa, Asia, Estados Unidos y Canadá.

La popularidad gastronómica de nuestro país, ha hecho que el consumo sea cada vez más popular.