¿Cuánto gastarías en un chocolate con 100 años de antigüedad?
Courtesy of Hansons Auctioneers

¿Alguna vez recibiste un regalo tan valioso que nunca quisiste usarlo, abrirlo o tocarlo, sino que lo conservaste para siempre en su estado original y perfecto? Si es así, entonces puedes relacionarte con Eileen Margaret Elmes, quien hace más de 100 años, recibió una caja de chocolates como regalo de Navidad. Elmes (que falleció en 2007 a la edad de 99) apreciaba tanto el regalo que nunca comió el chocolate en forma de muñeca que yacía en la caja. Los dulces están perfectamente preservados dentro de su caja original y ahora su tesoro de la infancia se subasta en Inglaterra.

Courtesy of Hansons Auctioneers
Elmes guardo la caja de Little Red Riding Hood Pascall’s Chocolate Novelties durante la mayor parte de su vida, que ahora están cubiertos con un brillo blanco a causa de la edad. Pero de acuerdo con Hanson Auctioneers, la caja todavía huele a cacao en polvo como si fuera nueva. Es probable que Elmes recibiera los chocolates cuando era niña, entre 1910 y 1914.La sobrina de Elmes le dio la caja a Hanson Auctioneers y comentó: “Mi tía me dijo que ella nunca pudo comer los chocolates porque eran muy bonitos y estaban bellamente envueltos, a pesar de que amaba el chocolate. Los chocolates eran tan especiales para ella que quería que otras personas los vieran y me preguntó si podía hacer algo al respecto. Esperaba que un museo los comprara, tal vez un museo de chocolate, para que pudieran estar en exhibición “.Ahora que la caja está en subasta, se espera que ingrese en la casa de un coleccionista que ame el chocolate y la Navidad tanto como el propietario original de la caja.Los chocolates “pasan bajo el mazo”, como dicen en el negocio de subastas, el 19 de diciembre y se espera que se vendan entre 70 y 100 libras. ¿Pagarías más de cien dólares (casi dos mil pesos) por una caja de chocolate que ni siquiera puedes comer, en forma de muñecas (con sus propios atuendos)? Aquí no encontraras ningún juicio sobre cómo las personas eligen gastar su dinero, siempre y cuando el comprador no intente comérselos.