El vino es tan noble que prácticamente se puede usar para todo en la cocina. Principalmente se usa en marinados, salsas y estofados porque acentúa los sabores. Ya sean tintos, blancos o espumosos siempre es bueno guardar al menos “un chorrito” para darle un upgrade a tus platillos. Aquí diversos usos que le puedes dar.
En la cocina
Mariscos
Los mariscos, en especial las almejas, quedan perfecto con un poco de vino de blanco. Su acidez ayuda a balancear los sabores de la mantequilla, el ajo y el perejil.
Caramelización
Una buena alternativa para añadir sabor a las cebollas caramelizadas es una cucharada (o dos) de vino tinto o de jerez fino. Ambos harán que la caramelización sea mucho más completa.
Mermeladas
Las mermeladas preparadas con un poco de vino tinto o jerez fino quedan perfectas pues sus aromas y sabores complementan las notas frescas de la fruta. Además, combinadas con algún tipo de queso, resaltarán las notas lácticas.
En las tiendas
Helado
El helado de vino tinto une lo mejor de dos mundos: por un lado es suave y cremoso y por el otro, tiene el ligero dulzor del alcohol.
¿Quién le hace justicia?
Dulce Fusión, de Tequisquiapan.
Vinagre de vino tinto
En el mercado existen diversos vinagres como el balsámico, el blanco, el de manzana y algunos de vino tinto. Estos últimos son ideales para aderezar ensaladas y platos de charcutería.
¿Quién le hace justicia?
Vinagre de vino tinto Amora.
Gomitas de vino rosado
Las gomitas en forma de oso y hechas con rosé fueron un boom hace algunos años pero aún hoy siguen estando presentes en distintos cocteles.
¿Quién le hace justicia?
Sugarfina.