La carbonara es una pasta típica del centro de Italia (Lazio y Umbria), famosa por su cremosidad y particular sabor. En muchos lugares le ponen crema o leche para que la consistencia sea más ligera. Pero originalmente no lleva nada de eso. Está hecha con una base de huevo, aceite de oliva extra virgen, queso parmesano, pancetta o guanciale (cachete de cerdo) y pimienta.
Aquí los puntos a considerar cuando la preparas:
Para la pasta
Este es el primer punto, así que asegúrate de hervir la pasta con mucha sal. Cuela y reserva.
Para el guanciale
En un sartén mediano calienta el aceite de olivo y fríe el cerdo. Retira inmediatamente del fuego para que no se queme nada.
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Para el huevo
En un bowl mediano mezcla el huevo y el queso parmesano.
Para mezclar
Este es el punto clave, si no quieres tener huevo revuelto, no lo mezcles a fuego directo.
Primero, añade la pasta previamente cocida en el sartén con el aceite de olivo y la pancetta (aún caliente), si no está caliente lo puedes calentar por unos minutos y retirar del quemador. Después, con el sartén fuera del fuego, agrega la mezcla de queso y huevo y mezcla inmediatamente, pero con cuidado porque si lo haces muy lento se formarán grumos. Recuerda que los fideos de la pasta también están calientes y podrían cocinar mucho más los huevos.
Ahora, con ayuda de unas pinzas mueve mucho la pasta y añade la pimienta negra molida. Mueve rápidamente.
Sirve inmediatamente y termina con queso parmesano rallado encima.
Nota: Es muy importante distribuir muy bien la mezcla de huevo y queso para que el movimiento ayude a que todo se distribuya uniformemente y se cueza en conjunto.