En muchas recetas se aconseja utilizar sal cuando se va a hervir agua para pasta, arroz o verduras. Podría parecer un paso innecesario, pero la sal en el agua es fundamental para que tus alimentos estén bien sazonados antes de cocinarlos.
Además, al incorporar sal, el proceso de ebullición se acelera y cuando agregas la pasta ya estará en el punto correcto de temperatura y se podrá cocinar más parejo.
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Lo correcto es añadir un buen puño de sal (aproximadamente 250 gramos) de sal de mesa o kosher (que es un molido más fino). Sí, parece una locura agregar tanta, pero recuerdo que alguna vez un chef italiano me dijo que el agua para su pasta “siempre debía saber a mar”.
Los alimentos absorben la sal necesaria para que cuando cocines no necesites seguir añadiendo condimentos y sales. Ese sentimiento de “algo le falta o está medio desabrido”, es porque nos saltamos este paso.
El proceso es simple. Procura tener una olla grande para que tu pasta o verduras tengan movimiento y al momento de hervir no se desparrame nada. Coloca la olla con el agua sobre el fuego y añade la sal., prende a fuego medio, deja que burbujee y añade tus ingredientes. Deja hervir hasta que la pasta o esté al dente.
