¿Por qué buscan crear un reglamento para el Valle de Guadalupe?

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Si sabes algo de vino mexicano, seguro has escuchado sobre el Valle de Guadalupe. Esta región vitivinícola es responsable de más del 70% de la producción de vinos en el país. Sin embargo su crecimiento desordenado pone a la zona en riesgo por varios factores. 

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El ecosistema del Valle en realidad es muy delicado y su auge turístico puede derivar en una escasez de recursos y destrucción del paisaje. Por ello, 62 vinícolas de la región están pidiendo al gobierno que se apruebe una regulación para establecer usos de suelo y zonificación.

Hay cuatro ejes principales que rigen al reglamento propuesto: agua, agricultura, paisaje y comunidad. El primero es el prioritario, ya que la escasez de agua ha sido una problemática constante en la zona —un estudio de impacto ambiental advierte que los mantos acuíferos del Valle serán inservibles en 2032 si no se toman medidas para evitarlo—.

El grupo de viticultores liderado por Provino sabe que con el reglamento deberán realizar ajustes a sus vinícolas y sistemas de producción, pero también saben que es un esfuerzo que deben hacer si quieren conservar las características más conocidas de su valle.

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Para lograrlo, el reglamento dictará las densidad, usos de suelo y zonificación, para que la actividad principal de la zona siga siendo la agricultura y no el turismo. Lo que buscan es evitar que el crecimiento descuidado de la región afecte su esencia y termine por “matar a la gallina de los huevos de oro”.

Algunos de los puntos del nuevo reglamento incluyen: fomentar la conservación de recursos hídricos del Valle al prohibir la extracción de arena, tierra o cualquier material proveniente de cauces de arroyos; buscar que las construcciones armonicen con el entorno y promuevan la sustentabilidad protegiendo el entorno agrícola; cambiar las reglas para los eventos masivos en el área (con horario de 10 am a 10 pm) y proteger las áreas de la contaminación sonora; cuidar el paisaje al eliminar la contaminación visual y lumínica para que se pueda apreciar el cielo durante la noche; y limitar el horario de operación de las licencias de alcohol.

Una de las principales preocupaciones de las vinícolas a favor del reglamento, es que los intereses económicos no estén contemplando la importancia de la identidad de la zona. Y buscan detener la planeación de desarrollos inmobiliarios y hoteleros que cambiarían el entorno rural que ha vuelto al Valle en el destino tan atractivo que es ahora.

Varios chefs y viticultores de la zona se han pronunciado a favor del reglamento, como el cocinero Benito Molina, quien fue uno de los precursores de la zona con su restaurante Manzanilla, y ha sido testigo del crecimiento y boom turístico que se ha vivido en esa parte de Ensenada.

Desde 2010 se había propuesto un reglamento, pero los intereses de por medio han detenido la causa. Por su parte, Fernando Pérez Castro, presidente de Provino, admite que el reglamento es perfectible, pero que todos en la comunidad deben tener el objetivo de cuidar la región para que puedan seguir disfrutando de ella.

Esta nueva versión también busca la inclusión de los habitantes de la zona, ya que debido a los precios la mayoría de las vinícolas resultan inaccesibles para la gente de la comunidad. Y si quieren que todos se interesen pues todos deben ganar con las modificaciones. También hacen hincapié en la importancia de un proceso de sensibilización para entender la región y partiendo de ahí proteger los atributos que hacen de este valle un lugar tan atractivo.

Al final esta es la región vinícola más importante del país, así que los productores quieren cuidarla y evitar que el turismo se convierta en la actividad prioritaria de la zona desplazando a la agricultura. Buscan la conservación de espacios para siembra de la vid y conservar el paisaje lo más intacto posible.