El taco campechano: un manjar celestial anti resaca

Celebramos el sabor del taco campechano en todas sus variaciones.

julio 24, 2021

El taco campechano: un manjar celestial anti resaca

Foto: Juan Pablo Espinosa

¡Oh querido taco campechano!

Manjar celestial anti resaca

en tu salsa de chicharrón me amparo

y para seguir la fiesta me preparo.

Hay una cuba –casi imperceptible– que separa la borrachera de la cruda. Esa cuba pintadita se me salió de las manos; y esa noche de viernes me cobró factura. Desperté con la cabeza a reventar, manos sudorosas, flashbacks que quisiera haber olvidado, un montón de mensajes en WhatsApp y una sed como si fuera Hulk, implacable.

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Mi amigo Manu, como símbolo de compasión hacia mi putrefacto ser, me compartió su lugar favorito para aminorar el mal momento y pasó por mi. “Necesitas grasa.” Me dijo, y fue así como su novia, y otro par de amigos que sufrían de la misma condición que una servidora, fuimos a la catedral de los reparos. Los Forcados es una taquería que se dedica religiosamente a impartir la cura a los pecadores desde 1946. La chica que atendió la mesa sabía que éramos culpables y que veníamos a reparar los pecados cometidos. No dudó en despacharnos una buena cantidad de tacos campechanos y unas micheladas. A mi alrededor pude ver que había otros “arrepentidos” camuflados en lentes oscuros, pants y playeras deportivas. Me sentí en casa, me sentí parte de un grupo.

Taco campechano
Foto: Juan Pablo Espinosa

La mesera cuidadosamente repartió la orden y en cuanto di la primera mordida y llevé a la boca un cachito de bistec, con la longaniza aceitosa, que se deshacía y crujía con el chicharrón, mis ojos se iluminaron. Sonaron fanfarrias. La neblina se desvaneció. La penitencia se había ido. Unas gotitas de salsa de chile guajillo con chicharrón y que por si fuera poco, sirven calentita, fue el santo remedio para revivir. Así fue como el taco campechano se convirtió en mi pastor.

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La variedad de un taco campechano es amplia. Los hay de bistec, pastor, chorizo, pollo. Y su origen de acuerdo a publicaciones como Milenio, El Universal y Global de la UNAM data del Siglo XVIII. Se cree que cuando los europeos y piratas que se asentaron en la zona de Campeche ordenaban bebidas mezcladas con partes de cognac y ron. Los tragos se revolvían con una cola de gallo o “cock tail” y los mexicanos adoptaron el término de combinación de bebidas como “campechano”.

Taco campechano
Foto: Juan Pablo Espinosa

En esos lares también nació el coctel campechano: con camarones, jaibas y ostiones. Es más, tiempo después la Real Academia Española adoptó el término y lo agregó como bebida de licores mezclados o platos compuestos por la mezcla de diversos alimentos. Entonces no solo existe el taco campechano, está la hojaldra campechana, la cuba, la cerveza y así sucesivamente. Lo curioso es que el taco campechano no es de Campeche. De acuerdo al académico champotonense, Pedro Ángel Ramírez Quintana, la Ciudad de México y su ingenio fue quién lo bautizó así. No pude quedarme con la duda. Hace dos semanas visité de nueva cuenta a Los Forcados. Me recibió Anuar Ruíz, la persona a cargo de la administración del lugar. 

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Según Ruíz, el negocio original comenzó afuera de la Plaza de Toros México en la Ciudad de los Deportes. “Las Güeras”, familiares directos de Anuar vendían tacos en un comal apoyado en cajas de cartón de cerveza pues el papá de su abuelo materno las vendía. Cuando surgieron desacuerdos con el Villamelón, las hermanas se establecieron en la Colonia Portales, específicamente entre la calle de Víctor Hugo y Rumanía y adoptaron el nombre de Rosita Alvírez. Posteriormente pasó a ser Antojería Guille II, y hoy se le conoce como Los Forcados, Auténticos Campechanos. Con el paso del tiempo el negocio se heredó a los hijos y así sucesivamente. Pero la sazón no cambia. Y aunque existen novedades como la gaonera, las gorditas de chicharrón, los sopes con tuétano,el taco costeño (que es básicamente un campechano pero con cebolla y chile crudo) o el taco dorado campechano, la esencia es la de siempre. Todos los fines de semana la congregación se reúne de la misma manera que yo cuando sentía que me moría hace un par–o más– de años. Esa delicia garnachera apapacha el corazón, le susurra que todo estará bien y prepara a uno para conectarla y beber hasta repetir el ciclo.

Artículo originalmente publicado en nuestra edición de julio. Suscríbete al dar clic aquí.

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