No deberías consumir palomitas de microondas

Las palomitas de microondas contienen químicos altamente dañinos.

octubre 5, 2020

No deberías consumir palomitas de microondas

Foto: Pylz Works/ Unsplash

Las palomitas de microondas son el snack por excelencia al momento de aventarse un maratón de series y películas. Son prácticas, muy baratas, ocupan muy poco espacio en la alacena, son adictivas y en dos minutos están listas para servir en un bowl para compartir. Pero un estudio publicado en Centers for Disease Control and Prevention menciona que las palomitas, específicamente las que vienen empacadas para meter al microondas, contienen químicos altamente dañinos.

De acuerdo a la CDC, la condición coloquialmente llamada como “Pulmón de palomitas de maíz” es es una bronquiolitis obliterante provocada por las sustancias químicas del empaque. El consumo excesivo de palomitas de microondas daña las vías respiratorias afectando a los pulmones. Por eso al toser es común que el paciente sienta que le falta aire. 

We MD, la editorial en línea de noticias e información relacionada con la salud y el bienestar, menciona que el químico que le da a esta condición su apodo es diacetilo. Una sustancia química procedente de la fermentación.  La bronquiolitis  es causada por la inhalación de este químico que se usa para dar sabor a las palomitas de maíz. Otra causa común es el acetaldehído, una sustancia química que se encuentra en el humo de la marihuana y algunos cigarrillos electrónicos.

Come palomitas hechas en casa

No todo está perdido. Cabe destacar que las palomitas naturales reducen los niveles de colesterol por su alto nivel de fibra, previenen ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares. Son ricas en grandes cantidades de polifenólicos, uno de los antioxidantes más poderosos para el organismo y regulan la emisión y gestión de azúcar en la sangre. La recomendación es reducir el consumo de este snack empaquetado y hacer palomitas caseras. Es muy sencillo, aquí te contamos de la manera tradicional de hacerlas sin conservadores ni sabores añadidos. Sólo necesitas una cacerola, una pizca de sal, maíz palomero, aceite o mantequilla.

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