De forma oblonga (larga y menos ancha), la malanga es una planta bulbosa similar a un nabo. El interior es blanco pero está surcado por vasos violáceos que la tiñen de morado. Su tallo es muy corto y tiene grandes hojas acorazonadas.
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Este tubérculo, también conocido como taro, tiene un sabor terroso y anuezado: similar a las castañas de agua. Es propenso a desmenuzarse cuando se cuece a fuego lento en sopas y estofados. Las cocinas reinterpretan a la malanga y lo plasman en sus menús de formas que no imaginas.
Se pueden hacer sopas, guisos, asados, panes y frituras. Por naturaleza la malanga es seca y harinosa, pero una vez cocinada es moldeable. Este tallo subterráneo es tan versátil que puedes encontrarlo en las siguientes preparaciones.
Chips
Arango, el espacio con probablemente la vista más linda hacia el Monumento a la Revolución, te recibe con una bolsita de chips de malanga, camote y betabel.
¿Dónde? Arángo, De La República 157, Tabacalera, CDMX.
Gnocchis
Yemanyá es un spot tropical que abrió sus puertas hace un par de meses. El gnocchi de malanga con calamar patagónico, chimichurri de pimiento amarillo, setas, tomates cherry confitados con un side de arroz blanco te volará la cabeza.
¿Dónde? Yemanyá, Orizaba 154, Roma Norte., Cuauhtémoc, CDMX.
Hamburguesa
Lupita Vidal, propietaria de La Cevichería, presume un platillo alejado de los mariscos pero lleno de creatividad: la hamburguesa de casa hecha con pan de malanga.
¿Dónde? La Cevichería, Francisco José Hernández Mandujano 114, Villahermosa, Tabasco.