
Todos recuerdan el icónico momento del azul cerúleo en la película del Diablo Viste a la Moda. Ese fascinante monólogo de la editora de moda y trituradora de almas becarias Miranda Priestly (interpretada por Meryl Streep), donde explica lo aqud ese color representa en la historia de la moda, desde la colección de vestidos de Oscar de la Renta en 2002 hasta el suéter azul a granel que la despistada asistente está usando. Te recuerda que una tendencia no es una tendencia solo porque la ves tres veces y escribes sobre ella. Por el contrario, las tendencias reflejan los engranes en constante movimiento de una industria sumamente cambiante. Se convierten en un reflejo de lo que deseamos, e incluso lo que anhelamos.Y eso es lo que el diseñador británico Tom Dixon hace sobre la tendencia actual en los restaurantes de todo EUA. “El latón es uno de los metales más cálidos y atractivos y tiene una connotación de lujo”, dice Dixon. “El cromo es más frío y el acero inoxidable es más práctico, esos son los metales que solían dominar los restaurantes, pero con el aumento de la nostalgia en los alimentos, con el tiempo el latón se asocia a algo cómodo y más burgués”.Mientras ves a más chefs revivir comidas de su niñez, como el sándwich de pollo frito del chef John Fraser en The Loyal en la ciudad de Nueva York. Hay un retorno a lo conocido y familiar -con un giro inesperado- en bares como Himitsu en Atlanta, en el que trabajó Dixon, y The Dorsey en Las Vegas del veterano Sam Ross Attaboy y el experto en vida nocturna de NYC David Rabin; restaurantes como Le Politique de estilo bistró francés en Austin; y panaderías llenas de donas y galletas como en Mah-Ze-Dahr en la ciudad de Nueva York. En cada uno de estos lugares, el bronce se usa para unir la comida nostálgica con la estética.