La mermelada es un súper básico para tener siempre a la mano. La puedes untar en panes, añadir a postres o puede ser relleno de pasteles.
Muchas recetas recomiendan utilizar fruta fresca (lo cual está muy bien) pero una manera sencilla y eficaz (por aquello de la prisa) es utilizar fruta congelada.
Algo muy importante y que nos puede llegar a intimidar es utilizar pectina, esto es lo que ayuda a que tu mermelada espese y tenga una textura mucho más gelatinosa.
Pero ¿para qué sirve la pectina y por qué es importante utilizarla?
La pectina es una fibra natural que se concentra en su mayoría en la piel de la fruta. Se debe diluir en agua junto con el azúcar, de esta manera se formará una especie de gel y ayudará a que espese mejor.
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No siempre se utiliza (o se requiere) pero se recomienda cuando haces mermeladas de fresa, zarzamoras, higo o piña, ya que contienen poca pectina natural y no espesan de la misma manera que de otras frutas como la de membrillo, manzana o naranja. Para una mermelada casera utiliza: – Aproximadamente 6 tazas de fruta congelada de tu preferencia (moras, fresas, duraznos, etc) – 1 paquete de pectina en polvo -siempre lee las indicaciones del paquete- o bien utiliza 1 gramo por cada 150 gramos de azúcar. – 4 tazas de azúcar – ¼ de taza jugo de limón amarillo.
