Cuando ordenas comida en un restaurante y lo que recibes no es lo que esperabas existen dos opciones: o lo sufres o lo devuelves. Sabemos que es una situación incómoda, pero aquí te contamos cómo puedes regresarlo sin parecer grosero.
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Sé específico
¿Qué fue exactamente lo que no te gustó? Frases como el plato que ordené me parece muy picante ayudará al personal a cuidar la cantidad de ingredientes para futuros comensales.
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Honestidad
Siempre está bien devolver un plato” dice Danny Meyer, autor de Setting the Table: The Transforming Power of Hospitality in Business pero siempre diciendo la verdad. No basta con decir comentarios subjetivos como Me parece un plato malo más bien hay que aclarar que fue un plato que no va con tus gustos personales. La retroalimentación constructiva es una de las mejores herramientas de aprendizaje.
Confianza
¡Sin miedo! Podríamos apostar que en ningún lugar los meseros o cocineros escupirán en tu comida si la devuelves. El equipo busca llegar a la perfección y si no hay nadie que señale los errores no podrán mejorar. Nadie quiere hacer que un comensal se sienta infeliz.
Buenos modales
La amabilidad y la comprensión son básicos. Mostrar respeto por el trabajo de alguien más te dará lo que quieres. Pero si envías más de una vez un plato, quizás el problema seas tu.