Es la persona viva más vieja de Europa, y posiblemente la segunda persona más vieja del mundo, ha sobrevivido al Covid-19 —y celebró su 117 cumpleaños de una manera muy europea… bebiendo mucho champán, vino tinto y oporto. Agrégalo a tu lista de consejos contraintuitivos para la longevidad, junto al tocino, whisky, huevos y brandy.
Lucile Randon, mejor conocida como la hermana André, nació en 1904. La monja francesa reside actualmente en el asilo de ancianos Ste. Catherine Laboure, en Toulon, y como informó el New York Times, las cosas se tornaron un poco preocupantes el mes pasado cuando el coronavirus comenzó a infectar a los residentes del asilo: 81 de las 88 personas que vivían en el hogar contrajeron la enfermedad, incluyendo la hermana André. Once murieron. Sin embargo, la monja de ahora 117 años aparentemente solo tuvo síntomas leves y se recuperó, lo que hizo que su cumpleaños fuera mucho más festivo.
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“No dejaba de decirme: ‘No le tengo miedo al Covid porque no tengo miedo de morir, así que dale mi dosis de vacuna a quienes la necesiten’”, contó al Times David Tavella, director de comunicaciones del asilo Ste. Catherine Laboure.
Según los informes, [el jueves 12 de febrero] su comida de cumpleaños comenzó con un foie gras (porque nunca eres demasiado mayor para seguir siendo francés) maridado con un poco de oporto. Luego, el plato principal fue capón con setas aromáticas. “Todo bañado con vino tinto, porque ella bebe vino tinto“, dijo Tavella a la Associated Press. “Es uno de sus secretos de longevidad”. Finalmente, la hermana André tomó una siesta, seguida del postre: Baked Alaska y una copa de champán.
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“Estoy muy, muy, muy, muy feliz”, dijo después de la celebración. “Porque conocí a todos los que amo y agradezco al cielo por dármelos. Doy gracias a Dios por las molestias que se tomaron”.
En cuanto al año que viene, bueno, Tavella dijo que la hermana André no tiene grandes planes para el gran 1-1-8. “No estaré aquí el año que viene”, la citó. Luego Tavella agregó: “Pero ha dicho eso durante 10 años”.
