Hablar de chai es hablar de historia y de una cultura alrededor de una bebida. En la India el chai cobró relevancia a partir de la colonización británica, una época en la que el consumo de té se incrementó. Los indios tomaron la preparación británica del té y añadieron especias como el jengibre, la canela y el clavo, para calmar dolores, mejorar la circulación y activar la digestión de acuerdo a la medicina Ayurvédica.
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¿De qué está hecho?
Las bebidas tradicionales varían de una ciudad a otra y de una familia a otra pero en temas generales el chai se compone de cuatro elementos: la base, la leche, las especias y el azúcar.
La base se compone de té negro como el Assam o Darjeeling que son nativos zona, aunque no es extraño ver preparaciones con té verde e incluso rojo. Después, se endulza con azúcar regular o de palma.
Otro de los ingredientes básicos es la leche. La infusión original lleva leche de búfalo pero la versión occidental se hace con leche de vaca o vegetal. Por último, las especias, o “masala”, son una mezcla de sabores como el cardamomo, el jengibre, el clavo y la canela. En el libro Indian-ish: Recipes and Antics from a Modern American Family de Priya Krishna encuentras un chai clásico con cardamomo.
¿En dónde comprarlo?
Existen cafeterías —inserta el nombre de la marca que utiliza a una sirena en su logotipo — que venden bebidas altamente calóricas con ingredientes que no se relacionan a los orígenes de la infusión. Ellos agregan chocolate o vainilla para adaptarlo a los gustos occidentales. Lo mejor es prepararlo en casa, compra los ingredientes a granel y endulza a tu gusto. Otra opción es comprar bolsitas de té con tiendas que ofrezcan la mezcla original.
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