Los creadores de ‘Street Food’ nos cuentan por qué la apuesta es más alta que en Chef’s Table

Brian McGinn y David Gelb conversaron con Food & Wine sobre la realización de la serie Netflix.
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Un mes después del anuncio inicial, finalmente Street Food de Netflix está aquí —una serie de documentales visualmente impresionantes — del equipo que está detrás de Chef´s Table, el cual explora las cocinas de todo el mundo. La primera temporada recorre Asia, destacando los panqueques crujientes de frijol mungo en Seúl, el jajan pasar que se vende en Yogyakarta antes de las 9:00 am y el arroz con pollo —la comida reconfortante más querida de Singapur—.

Con nueve episodios y ciudades visitadas en total, los creadores Brian McGinn y David Gelb esperan que su público aprecie el rico patrimonio cultural y la dedicación que se tuvo al hacer Street Food. Los vendedores que veremos a menudo desarrollan y perfeccionan el mismo plato en más de 40, 50 o incluso 60 años.

“Queremos transportar (a los espectadores) a estas increíbles ciudades que tal vez aún no hayan tenido la oportunidad de visitar. Solo para sentir la hermosa cultura y herencia local“, dijo Gelb a Food & Wine. “Ciertamente hay un papel emocional importante que en muchas de estas historias está, se puede apreciar el tipo de sacrificios y dificultades por los que han pasado estos vendedores. Pero también se puede ver la diversión y sentimiento de comunidad, lo que las une. Y ese es el tipo de sentimiento que queremos que las personas tengan, queremos el sentimiento de inclusión, alegría y celebración “.

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A lo largo de la temporada, la producción viaja a Bangkok en Tailandia, Osaka en Japón, Delhi en India, Yogyakarta en Indonesia, Chiayi en Taiwán, Seúl en Corea del Sur, Ho Chi Minh en Vietnam, Singapur y la ciudad de Cebú en Filipinas. Para explorar las ubicaciones, el equipo de Street Food realizó un proceso de varios meses para construir una red de expertos y escritores locales de alimentos, colaborando con ellos para identificar platos icónicos de cada lugar y encontrar las historias que necesitaban ser contadas. También filmaron durante la temporada de los monzones —cuando hacía un calor sofocante y húmedo— un desafío emocionante, dijo McGinn, sobre el valor de transportar a la producción de Chef’s Table a lugares totalmente diferentes.

“No hay tantas guías, no hay mucho escrito sobre la comunidad de comida callejera”, dice McGinn. “Entonces, una de las cosas que importantes para nosotros era asegurarnos de que recibiéramos aportes locales y aprender de las personas de cada ciudad, ¿dónde deberíamos estar buscando?”

Hay algunas diferencias obvias con respecto a Chef’s Table, principalmente el hecho que la cocina formal de restaurante se cambia por puestos de comida. También el que la banda sonora combina música clásica compuesta con éxitos del pop local y cada episodio, en lugar de centrarse únicamente en la historia de una persona, también hablan con otros maestros de los clásicos de la comida callejera local profundizando en la historia de la cultura gastronómica de la ciudad en general. Sin embargo, Gelb también señala que la gente de Street Food a menudo se enfrenta a apuestas mucho más altas que las de Chef’s Table. Cita un ejemplo específico del episodio dos, que se centra en Toyo, un proveedor en Osaka.

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Kosuke Arakawa/Netflix

“En un momento Toyo tiene este increíble júbilo, esta hermosa energía, está constantemente haciendo chistes con sus clientes y es realmente divertido”, dice Gelb. “Y hay una energía realmente divertida, pero luego, empezamos a hablar sobre su historia de fondo y su infancia, y te das cuenta, que wow…estaba cocinando solo para sobrevivir. Era una cuestión de vida o muerte y simplemente de supervivencia básica “.

De hecho, el tema de la supervivencia aparece también en algunos de los otros episodios. Por ejemplo, en la ciudad de Ho Chi Minh, la vendedora Truoc dominó las recetas de caracoles de su padre e hizo varios sacrificios para poder darle una mejor vida a su hijo, según la descripción del episodio. O aquella historia en Seúl, que cuenta cómo Cho Yonsoon comenzó a vender Kalguksu (tallarines cortados con cuchillo coreanos) para apoyar a su familia después de que el negocio de su marido se hundiera.

Pero a pesar de toda la adversidad, hay triunfos como el de Grace Chia Hui Lin que ha hecho famosa la sopa de cabeza de pescado de su familia en Chiayi, o los fideos de cerdo a la barbacoa de Khun Suthep son tan populares en Bangkok que sus clientes no lo dejaron retirarse. En última instancia, dice McGinn, que aunque muchos vendedores comenzaron a trabajar en la comida como una necesidad, esto los llevó a descubrir una pasión, ya sea impulsando una tradición o honrándola, tanto de manera personal como cultural.

Cuando se les preguntó si encontraban alguna de sus comidas favoritas durante el rodaje, McGinn invocó platos de caracoles en Vietnam y, en particular, Nihari en la India, un estofado de búfalo que hace que la gente se haga fila una hora antes de que se abra el puesto. En cuanto a Gelb, dijo que a la tripulación le encantaron los fideos borrachos en Jay Fai en Bangkok, llamándolos “bastante extraordinarios”. Ver la gran energía y el entusiasmo en torno a la comida, dice Gelb, fue su parte favorita de trabajar en el programa.

Respecto a que si hay una temporada dos, McGinn dice que hay muchos lugares que les encantaría conocer. La lista incluye ubicaciones en Asia que aún no han presentado, pero también mencionó lugares como Centro América, México, Europa y África. Para él y Gelb, la comida es una excelente manera de explorar un nuevo lugar, porque las personas se vuelven muy acogedoras y es una manera de forjar conexiones. Gelb agregó que ambos se inspiraron en el fallecido y extraordinario Anthony Bourdain, y quieren animar a los espectadores a salir de lo común. Él dice que la cultura de la comida callejera no podría ser más diferente (a la americana) “las personas aquí simplemente esperan las entregas de Postmates a sus casas”. En cambio (en Asia), estos vendedores crean una escena a su alrededor, Gelb dice que alguien en Bangkok lo comparó con un “siempre hay una fiesta”.

“La comida callejera se convierte en este unificador, en muchos sentidos, donde personas de todos los credos, clases y razas se unen y comen la misma comida”, dice McGinn. “Y creo que en un mundo cada vez más dividido, siempre es emocionante centrarse en algo que une a las personas”.