Las ancas de rana son las caderas y piernas de las ranas. Se encuentran en la gastronomía de diferentes países principalmente Francia, China, España, Portugal, Grecia, Estados Unidos, Indonesia y por supuesto México, donde son consideradas un platillo que data de la época prehispánica.
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Aunque no son uno de los platillos estrella de la historia culinaria mexicana, las ancas de rana se siguen consumiendo. Resulta sencillo encontrarlas en los estados de Hidalgo, Jalisco, Michoacán y el Estado de México.
No todas las especies de rana son comestibles y la razón por la que solo se consuman la cadera y patas es porque son la única parte de esta especie apta para el consumo. Indonesia es el mayor productor de ancas de rana, pero en general las especies comestibles se encuentran en espacios silvestres como lagos y ríos.
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Muchas de las recetas de este peculiar plato, principalmente del Valle de México, datan de la época prehispánica, según la zona se preparan de diferentes formas. En las zonas rurales del Estado de México es común capearlas, freirlas y servirlas en salsa, la cual puede ser verde o roja. Por otra parte, en Jalisco suelen acompañarse con una guarnición de arroz y en Hidalgo también se capean y fríen, pero siempre se sirven con salsa verde. Actualmente existen también recetas para prepararlas a la diabla, al mojo de ajo, en caldos y hasta en mixiotes.
Para sorpresa de muchos, las ancas de rana no tienen un aspecto desagradable, en realidad parecen pequeñas piezas de pollo. Muchas personas dicen que su sabor es parecido al pollo o al pescado, pero en realidad esto va a depender de la manera en la que se preparen. Además de elegir una carne o especie de rana comestible, es importante marinarlas en leche antes de cocinarlas para quitar aromas de humedad que puedan tener.
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En términos generales se pude clasificar las ancas de rana como una carne blanca, pero la importancia de su consumo resalta en que además de ser un platillo tradicional, son una opción bastante nutritiva. Representan un alimento ligero bajo en calorías y grasa, pero con una buena carga de proteínas, vitaminas y minerales.
Comer ancas de rana es bueno para la digestión, ayuda a controlar los niveles de colesterol, mejora la salud de los huesos y es una fuente natural de energía. ¿Las probarías?
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