La salsa cátsup se originó en Asia y se elaboraba a base de vinagre, anchoas y champiñones. Existen varias versiones del origen de la cátsup como la conocemos, pero hay registros que indican que a su paso por China, los ingleses la adoptaron como propia y la utilizaban para espesar caldos.
Después, en 1834, el doctor estadounidense John Cooke Benette, añadió a la mezcla pasta de tomate, lo que le aportó muchos más antioxidantes y nutrientes a la mezcla. La cástup se empezó a utilizar como remedio estomacal para la indigestión y para el reumatismo.
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Tiempo después, con la idea de aprovechar su uso medicinal el vendedor Archibald Miles popularizó el uso de “píldoras de tomate” que surtían el mismo efecto, sin embargo, no duraron mucho en el mercado ya que las copias no se hicieron esperar y se descubrió que muchas eran simplemente laxantes disfrazados. La idea de utilizarla como medicina se disipó gracias a esto.
El gran boom de la cátsup como la conocemos ahora sucedió en 1876 con Henry John Heinz en Estados Unidos. Heinz decidió darle un uso comercial y modificó la receta al agregar almidón, especias y quitar un poco de vinagre. Atrás quedaron los días donde la cátsup se tomaba como medicina y se empezó a utilizar para condimentar hamburguesas, papas, hot dogs y pizza. La salsa se hizo popular rápidamente en todo el mundo.
Ahora, la receta de la cátsup está muy alejada de lo que era antes y definitivamente ya no se usa como remedio. De hecho, sus altos niveles de azúcar y conservadores, le han creado una fama de un producto no sano.
