La difícil tarea de elegir a los Best New Chefs

Best New Chefs era una necesidad, imagínate: llegas a un restaurante que nadie conoce y tras el primer bocado, algo en tu sexto sentido se conecta. Simplemente, no puedes ignorarlo. Estás realmente emocionado. No se parece a nada de lo que has probado. “¿Por qué nadie está hablando de esto?”, le dices a tu acompañante. Esto tiene que saberse.

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Algo similar le sucedió hace treinta años a Malachy Duffy, entonces editor de Food and Wine Estados Unidos, y junto a su director en jefe crearon el premio Best New Chefs. El reconocimiento que desde aquel momento se publica anualmente, desmenuza cada nuevo restaurante para seleccionar al talento más sobresaliente de Estados Unidos. Vaya que lo consigue: en su portada han aparecido por primera vez personajes como Thomas Keller, antes de las siete estrellas Michelin, David Chang, antes de ser productor de series y dueño de un delicioso emporio o Rick Bayless antes de los libros, los programas de televisión y las filas para conseguir su autógrafo.

Como el talento siempre está a un milímetro de la superficie había que salir a encontrarlo. En México sabíamos que en todas las coordenadas existían mujeres y hombres impulsando la cocina de sus estados o simplemente creando con el antojo y las buenas ideas en el horno. Pero necesitábamos un mapa con lo más fresco, con lo mejor: cocineros con su primer restaurante abierto hace no más de dos años. Para trazarlo, hicimos un consejo de votantes: chefs consumados, periodistas gastronómicos, personalidades de la industria, sommeliers, bloggers. Con una lista de semifinalistas –lo cocineros con más votos– nos montamos en el avión o el coche para probar su cocina y elegir a nuestros Best New Chefs.

Los ganadores tocaron una fibra especial en nosotros –el equipo editorial de Food and Wine en Español– gracias a su particular y única forma de entender el hacer del cocinero. Entre pinchazos de innovación, mordidas que nos conectaron con la nostalgia y sabores que nos hicieron sonreír por dentro y por fuera, se conectaron con nuestro sexto sentido. Aquellos que usan la pasión como motor, la creatividad como gasolina y la obsesión como vehículo son nuestra primera generación de Best New Chefs.