
En las entrañas de la Far East Plaza, en el Chinatown de Los Ángeles, al lado de restaurantes como Lasa o Chepo, está Howlin Rays. En este pequeño pero agraciado local, el chef Johnny Ray Zone y su esposa Amanda Chapman comparten su pasión por el pollo frito picante al estilo Nashville.
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Aunque Zone no descubrió el hilo negro con su plato estrella el pollo frito existe en Estados Unidos desde los años 30, el de él tiene una consistencia perfecta y probablemente es más picante que en ningún otro lugar del país.
Parte de su secreto es usar productos de altísima calidad; por ejemplo, sus pollos son libres de antibióticos. Para darle ese toque picante usa pimienta cayena, ghost Peppers, entre otros ingredientes.
Su cocina funciona como una máquina sincronizada de jóvenes con tatuajes que gritan yes chef!, a cada orden que su jefe les da. Rodeados de feroces comensales, sus guantes azules se desviven por sacar pollo frito al momento, sandos, waffles con pollo y alitas con diferentes niveles de picante. Pero cuidado, el nivel medio pica bastante y, el nivel más alto, el Howlin, es una deliciosa tortura que ni siquiera el propio chef recomienda porque quema la lengua hasta de los más aventurados.
Al momento de comer, nada mejor que encontrar un sitio adentro del local para disfrutar la fiesta que es ver a los cocineros sacar sus órdenes. Zone, que siempre está atendiendo su restaurante e inspeccionando cada preparación, sabe que parte del éxito de su pollo es que da felicidad pura. Hacer la fila, vale toda la pena.
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