Desde hace más de 20 años, Gina Estrada se ha posicionado como una de las sommeliers más reconocidas en México. Hija de padre campechano y de madre coahuilense, desde temprana edad estuvo en contacto con el vino. Al platicar con ella, cuenta que esta pasión se la debe a su padre, quien desde que era pequeña le daba a probar pequeños sorbos para educarla en el mundo del vino y la sobremesa.
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En sus inicios, con una pasión acentuada por los sabores y los aromas de frutas y alimentos que preparaba su abuela, Gina incursionó en el universo gastronómico como estudiante de Administración de Empresas Turísticas, pues era lo más cercano a la gastronomía y al vino en aquella época. Sin embargo, debido a un accidente que tuvo su padre, Estrada decidió hacerle honor al hombre que la educó y se dedicó de lleno al mundo del vino. Así fue como empezó su carrera formal como sommelier.
“Mi papá una vez me dijo: tú tienes que elegir una profesión que ames, porque de esa manera jamás tendrás que trabajar”, comenta Estrada.
Cuando se inauguró el primer diplomado en México por parte de la Asociación de Sommeliers, ella fue la primera en apuntarse. De la mano de instructores como Pedro Poncelis y Luis Cárdenas, desarrolló sus conocimientos y refinó su olfato. Tiempo después tomó pequeños cursos relacionados con el vino en Chile, Argentina y España, donde vivió de primera mano la experiencia de la viticultura.
Sin embargo, no fue hasta que Le Cirque abrió sus puertas —un restaurante francés muy popular en Nueva York que llegó a México en el Hotel Camino Real—, cuando la sommelier tuvo la oportunidad de integrarse como parte del equipo en sala. Empezó acomodando cajas de vinos y lavando copas, pero con el tiempo, gracias a su talento y privilegiada nariz, se consolidó como una de las pocas mujeres sommeliers de la época.
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Gina tenía un acercamiento mucho más humano y amigable con los clientes. Contrario a la creencia popular de que el sommelier es un personaje que impone vinos caros y elegantes con tal de vender más, su actitud afable sumó muchos puntos a su favor. Esto la ayudó a ganar la confianza de los clientes y a despegar mucho más su carrera.
Después de muchos años abriéndose paso como sommelier, creó su propia empresa de consultoría y asesoría de nombre Gemaric, la cual posteriormente evolucionó en Gina Sommelier, una marca registrada fundada por la experta. Enfocada más en marcas de lujo, se convirtió en embajadora de Louis XIII, donde por 17 años viajó y se desenvolvió en el mundo del cognac. Además, también se hizo embajadora de la marca de vinos El Cielo, en el Valle de Guadalupe, donde en 2019 desarrolló su propia línea de vinos —blanco, rosado y tinto—, de nombre G&G.
El proyecto fue creado en conjunto con Gustavo Ortega, su pareja y socio en esta aventura. Con una gran emoción, Gina Estrada nos comparte en exclusiva que más tarde este año se lanzará su primer espumoso.
Actualmente, además de desarrollar vinos que ganan premios y reconocimientos, es directora general adjunta de la vinícola El Cielo, así como vicepresidenta de la Asociación de Sommeliers Mexicanos.
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Sin duda, Gina Estrada es una mujer que con trabajo y gran pasión se ha consolidado en el mundo gastronómico y vitivinícola, y quien desde hace algunos años honra la memoria de su padre al formar a las siguientes generaciones de vino en México día con día.
Aquí las etiquetas que recomienda la experta:
Sofía Sarabia – Concierto Enológico Allegro
Una mezcla de sauvignon blanc y chardonnay. Es un vino ligero y fresco de notas tropicales como la piña y el maracuyá. Tiene aromas a frutas blancas, cítricos, pera, durazno y lavanda.
Región: Valle de Guadalupe, Baja California.
Lulú Martínez Ojeda – Bruma, Plan B
Como enóloga de Bruma, Ojeda creó el vino Plan B. Un vino rosado con cepas grenache, mourvedre y montepulciano. Notas de fresa, melón, rosas y durazno son lo que se aprecia en este vino de acidez media.
Región: Valle de San Vicente, Ensenada.
Sandra Fernández – Blends
Esta es una mezcla de 50% cabernet sauvignon, 30% merlot y 20% tempranillo. Posee notas de frutos rojos y una ligera de madera nueva. Tiene añejamiento individual en barrica francesa por 12 meses.
Región: Valle de San Vicente y Valle de Guadalupe, Ensenada, B.C.
Laura Zamora – Casa Zamora, Pescador Mexicano
Este vino es elaborado con uva 100% tempranillo. De taninos muy suaves, su acidez permite salivar y sentir su frescura desde el primer sorbo. Tiene aromas frutales, como de arándanos y miel.
Región: Valle de Santo Tomás, Ensenada, B. C.
Gina Estrada – G&G Sauvignon Blanc
Se sirve por copeo en Pujol y la sala Black de American Express. Reposa en diferentes barriles de diversas añadas. Tiene una intensidad aromática donde destacan frutos como guayaba, mango, lima, piña y notas de flores blancas.
Región: Valle de Guadalupe, Ensenada, B. C.
Tu Miller – Jardín Secreto
Es un tempranillo con cabernet sauvignon y cinsault. Resalta su gran frutalidad, sobre todo rosas rojas y moras. Tiene aromas a madera, toffee y vainilla, producto del añejamiento de 10 meses en barrica de roble francés. Es redondo, con buena acidez.
Región: Valle de Guadalupe, Ensenada, B. C.
Gaby Melchum – GABY
Este vino es una mezcla de syrah y grenache, es super fresco con notas marcadas a frutos rojos. Es perfecto para maridar con ensaladas, pastas, mariscos y postres de frutos rojos. En boca es seco con acidez media y taninos muy equilibrados.
Región: Valle de Guadalupe, Ensenada, B. C.
Myrna Liceaga – Viña de Liceaga Merlot Gran Reserva
Un caldo elaborado con merlot y cabernet sauvignon. Es la etiqueta icónica de Viña de Liceaga. Con una maceración de 15 días y 24 meses en barrica de roble francés y americano. Su aroma es a frutas rojas maduras.
Región: San Antonio de las Minas, Ensenada, B. C.
Yurisol Romano – Irana
Irana ganó el premio Gran Oro en México Selection by Concours Mondial de Bruxelles. Es un vino elaborado con 100% malbec, con notas en nariz afrutado; frambuesas, toronjas, duraznos y un poco de azahar.
Región: Aguascalientes, Aguascalientes.
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