Ubicado en las tranquilas colinas de Emilia-Romagna, Al Gatto Verde es el nuevo proyecto de la talentosa chef Jessica Rosval, quien con su encantador acento canadiense y 11 años de experiencia junto a Massimo Bottura, ha creado un espacio culinario donde la tradición se encuentra con la innovación. Abierto el año pasado, este restaurante refleja el sueño de Rosval de fusionar sus raíces internacionales con los sabores locales en un entorno cálido y acogedor.
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El menú de Al Gatto Verde comienza con una serie de aperitivos que muestran la creatividad de Rosval. Uno de los amousse bouche es una coliflor, cuidadosamente pasada por la parrilla y envuelta en hojas de col, rematada con una generosa capa de caviar. Otro aperitivo, en los años 40 confundían la trufa con la papa y trataban a la trufa como si fuera papa. Este plato, denominado “papas locas”, combina trufa y papa en una presentación elegante, evocando el lujo de la trufa pero con la humildad de la papa.

El enfoque de Rosval en la cocina al fuego es evidente en su uso del “fumigato”, una técnica artesanal donde se secan pimientos, cebollas y ajo para crear profundos sabores ahumados. Lo combinan con Pecorino di Grotta, un queso de leche de oveja típico de la región que se envejece en cuevas durante un año, adquiriendo un sabor terroso y ahumado que resuena en los platos.
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El servicio del pan es un homenaje a la tradición italiana, con una focaccia hecha en horno de leña, acompañada de sabores frescos y sencillos, como espinaca, parmesano y hierbas. Todo ello, mientras los comensales disfrutan de un ambiente rodeado de arte, con obras como un retrato de Jasper Johns y una interpretación de Jackson Pollock, junto a una icónica pieza de Andy Warhol que da la bienvenida en la entrada.
Entre los platos principales, destaca una bouillabaisse adriática, una reinterpretación de la clásica sopa provenzal, pero con ingredientes del mar Adriático. Rosval respeta los sabores típicos del plato, utilizando hinojo, azafrán, naranja y papa, pero introduce un toque original al servirlo con una Madeleine aromatizada con azafrán, un gesto sutil que convierte la experiencia en algo especial.

Otro de los platos estrella es la pechuga de gallo, que se presenta en dos servicios. En el primero, la carne se marida durante 48 horas y se rellena con una mezcla de hierbas que imitan el sabor del limón, creando una ilusión gustativa sin utilizar la fruta directamente.En el segundo servicio, Rosval ofrece una versión más rústica con un estofado hecho con la pata del gallo, vino blanco y estragón, un plato lleno de sabor y texturas que se cubre con una hoja de parra asada y se acompaña de berenjena marinada, además de una salsa de reducción de gallo y vinagre infusionado con hierbas.
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Para finalizar la comida, Rosval ofrece una experiencia única con un amaro casero, un licor elaborado con hojas del jardín, que se sirve al final de la cena como un reflejo de la conexión entre la naturaleza y la mesa. Antes del postre, los comensales disfrutan de un pre-desert: un sorbete de saúco que refresca el paladar, limpio y ligero, ideal para cerrar una cena.
Al Gatto Verde es más que un restaurante: es la expresión culinaria de una chef comprometida con la excelencia, que combina técnicas ancestrales, ingredientes locales y una visión moderna para crear una experiencia gastronómica inolvidable.

Al Gatto Verde
Stradello Bonaghino, 56, 41126 Modena MO, Italia
Sigue a la autora: @vivianbibliowicz
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