Hay muchas formas de cocinar pasta y cada quien tiene su propio método. Unos dicen que es mejor cocinarla después de que el agua hierva y otros la cocinan en frío, sin esperar a que hierva. Y aunque los dos funcionan, la primera opción es la más segura ya que la cocción será mucho más uniforme. Pero lo que pocos hablan es acerca de los tipos de pasta y cómo su forma influye en la cocción. Independientemente de cómo decidas cocinarla, debes tomar en cuenta el tamaño para medir tiempos, texturas y cantidades.
También te puede interesar: La primera generación de Best New Chefs estará cocinando en Food & Wine Festival MX
En el mundo existen más de 600 tipos de pasta que se se dividen en pastas largas y cortas, frescas o secas. Dentro de las pastas largas está el spaghetti, pappardelle, lasagna y bucatini. Estas pastas toman más tiempo en cocer por su tamaño y forma, mientras que las cortas como: las conchas, codos, rigatoni, penne, farfalle o fusilli, se cuecen más rápido debido a su densidad y longitud. Además, cuando las mueves en la olla es más fácil que no se peguen o apelmacen entre ellas. Recuerda que sólo se mueve una vez, al principio de la cocción, si la mueves mucho puedes alterar el proceso.
El método un común para cocer es poner una olla grande con agua para hervir y dejar que burbujee. El truco es ponerle bastante sal (un puño), para que la pasta esté bien sazonada antes de incorporarla a la salsa o sartén y que mantenga su estructura. Al incorporar la pasta, mueve un poco con ayuda de una cuchara y deja hervir por 20 minutos o hasta que esté al dente (por lo general, si es de caja el paquete indica cuánto tiempo, pero siempre prueba todo). Una vez cocida, retira y cuela el agua.
Cuando se trata de pastas largas a mí no me gusta colarla porque el agua de la cocción le da sabor a mi salsa.
