Carlos Borboa es originario del Estado de México, estudió gastronomía y se desempeñó en el campo práctico durante algunos años. Tras una temporada en el Hotel Dorado Maroma de Riviera Maya, donde se desempeñó como cocinero, se incorporó al equipo de Buena Mesa del Diario Reforma. Es sommelier certificado por la Asociación de Sommeliers Mexicanos y tea sommelier por la Escuela Mexicana de Té. Actualmente se desempeña como vocero en México del Concours Mondial de Bruxelles y del Spirits Selection by Concours Mondial de Bruxelles, así como docente del Diplomado en Vinos de la Asociación de Sommeliers Mexicanos, consultor de vinos y bebidas espirituosas, y como miembro fundador y vicepresidente del Consejo Mexicano del Té, A.C. Te contamos sobre sus preferencias en bebidas.
EN EL CMB
Durante la estancia en el Concurso Mundial de Bruselas, debo tomar entre 45 y 50 vinos por mañana, de 9 a 12 del día. No nos tragamos nada, todo lo escupimos, porque si no estaríamos claramente borrachos. Al final lo único que se me antoja es una cerveza. En el mundial de espirituosos hay veces que me toca probar hasta 30 whiskies en una mañana. Mi vida está llena de vino, ya sea una cata, una degustación o un viaje, así que trato de moderar mucho el consumo, y cuidar mucho esta delgada línea entre “es algo profesional” y “todo el tiempo estoy bebiendo”.
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EN EL WINEBAR
El Winebar del CMB es un punto de comercialización de todas las etiquetas que ganan en las distintas plataformas del Concurso Mundial de Bruselas. El propósito es acercar a la gente los vinos que probamos en los viajes enológicos o concursos. Tenemos vino y cualquier bebida espirituosa, desde sotol, mezcal, ginebra hasta hidromieles y cosas locas. No vendemos sodas ni refrescos ni jugos y tampoco tenemos coctelería.
LA VARIEDAD EN EL WINEBAR
Diseñamos copeos desde 50 ml —también hay de 100 y 150 ml— y cada semana cambiamos la carta con 18 etiquetas. Los visitantes pueden probar todos los vinos por copeo o por botella, y además toda la comida que servimos es finger food: tenemos desde tacos de carnitas de pato hasta cosas más sofisticadas, pero siempre para acompañar el vino o la bebida.
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SIN FAVORITOS
No tengo un vino favorito. En abril con la recata del concurso más las visitas, probé alrededor de 550 vinos distintos de México. Hay 50 que me vuelven loco y 450 interesantes, pero siempre voy con esa libertad de probar y no discrimino. Hay días que son para beber un buen mezcal y otros para beber un tequila espectacular o una ginebra.
DESCUBRIMIENTOS DEL AÑO
Acabo de probar el merlot 2015 de Corona del Valle, es una delicia. También el Volcán, de Volcán Cellars, probé un riesling de Aguascalientes, de una bodega que se llama Anónimo, de Pablo Alonso, que es el enólogo director de Santa Helena. El tempranillo de Finca La Carrodilla está espectacular. Una de las grandes revelaciones es una compañía que está haciendo destilados de pulque en el Estado de México, en Axapusco, que se llama Tlahuel. También la ginebra Prima Rosa, de Destilería Revés, es una chulada que pude probar en el concurso en Chihuahua.
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EN CASA
No hay nada más placentero que tomar 3 o 4 gin tonics en la tarde del domingo, en mi casa, súper relajado. Lo preparo con Mombasa o Nordés, que es una ginebra con una base de uvas albariño. Siempre las preparo con un sirope y agua carbonatada. Si en casa no tengo algún elemento, lo preparo de la manera tradicional: agua quina, semillas de pimienta y pepino. Aunque también debo decir que no hay comida o cena en la que no tenga una copa de vino.
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