Tanto la leche evaporada como la condensada son subproductos de la leche muy comunes en las recetas de repostería, pero son muy distintas y es importante conocerlas bien para sacarles más provecho a la hora de cocinar.
Para comenzar la leche condensada es aquella a la que se extrae el agua y se le agrega azúcar hasta obtener una consistencia espesa y un sabor extremadamente dulce. Mientras que la leche evaporada es un tipo de leche a la que se le retira el agua mediante un proceso de evaporación, lo que quiere decir que básicamente se trata de una reducción de leche de vaca.
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Otra de las diferencias es que la leche evaporada, aunque es un poco más densa que la leche líquida, conserva esa fluidez al vertirla, mientras que la condensada tiene una consistencia más parecida a una cajeta.
La principal característica de la leche evaporada es que conserva la mayoría de los nutrientes de la leche de vaca, pero aporta una menor cantidad de grasas y calorías. Mientras que la otra al tener una gran concentración de azúcar tiene un valor calórico mayor.
En cuanto al color la condensada se distingue por tener un tono más amarillo y la leche evaporada conserva más el característico color blanco de la de vaca.
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Aunque ambas se someten a un tratamiento térmico la mayor diferencia que existe entre ellas es el sabor, pues la leche evaporada tiene un sabor más neutro, por lo que puedes utilizarla para recetas dulces y saladas, sirve perfecto para darle una consistencia más cremosa a tus pays pero también para espesar sopas y salsas. Por su parte, la condensada es un ingrediente básico en la repostería, incluso si la calientas demasiado se convierte en dulce de leche.
Ahora que conoces las diferencias entre la leche evaporada y la condensada no tendrás ningún pretexto para tenerlas en tu alacena y utilizarlas en tus recetas.