Casa Prunes y una cena de verano

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La cocina es maravillosa cuando en ella hay brotes de memoria que renacen y te llevan a los encuentros más sencillos de dos cocinas que guardan cariño en la amistad, coincidencia en la técnica y terquedad en la búsqueda constante por llevar sabores especiales en cada colaboración, como la cena que ocurrió en Casa Prunes: una cena de verano.

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Desde la llegada a México de Pedro Martín, en un viaje por ultramar que comienza de la mano de Juan Mari Arzak, se han acumulado emociones y pasiones por los sabores de México durante sus recorridos por Oaxaca, Veracruz y Sonora, así como por tantos pueblos de amplios sabores y enormes raíces, que han dejado en la mente del cocinero creativas combinaciones de sabor, donde la técnica otorga resultados como la fusión del foie con el chuhuacle y que se sirvió como primer plato durante la cena diseñada para Casa Prunes, en la Ciudad de México.

Pedro Martín. Foto: Cortesía

Julio Zainos el chef anfitrión, tiene una formación de enorme cercanía con la cocina española, donde fue alumno de Pablo San Román en D.O y creció bajo la disciplina de Oswaldo Oliva en Lorea. De ahí que la técnica y la visión adelantada del chef que sabe honrar el producto, le llevó a cocinar un bocol y una tosta de pan con kampachi curado que se acompañó de un maridaje perfecto con un Albariño.

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La intervención del sommelier Andrés Amor elevó los sabores de cada plato. Es de destacar la maravillosa selección de vinos que nos hizo transitar entre amontillados, vinos blancos, un gran Syrah y un espectacular Ximenez Spindola old harvest que hicieron una de las mejores experiencias del año entre el mundo del vino y la alta cocina.

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Andrés Amor. Foto: Cortesía

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La cena fue creciendo en sabores, y nos dejaron claro que sí se puede tener un gran inicio conservando la calidad y mejorando plato a plato. Es por ello que el pescado con caldo ibérico y alcachofa encantó a los comensales, tanto por la cocción perfecta como por los sabores entregados, lo que nos llevó al límite del protocolo en una mesa, provocando la absorción del caldo con el plato levantado.

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Casa Prunes. Foto: Juan Pablo Espinosa

El lechón de puré de papa y las cebollas asadas, que es un plato tradicional en la cocina de Pedro Martín, hizo redonda la cena y dio paso a los postres, en donde Julio Zainos volvió a sorprender con un plato de hongos, miel y cereza, fruto de esa mente creativa que sabe ensamblar texturas y sabores poco ordinarios. La noche en Casa Prunes terminó con el queso de cabra, curry y hongos que Pedro diseñó, dejándonos con las ganas de regresar a una mesa con estos tres personajes que ensamblaron vino y cocina en el formato más perdurable para el comensal. Mica Rousseau, bartender anfitrión, durante la cena nos ofreció un coctel, lo que se me hizo una afrenta por su genial preparación que dejó ver el entusiasmo puesto para pronto regresar a Casa Prunes para una segunda cena de verano, la cual deseo sea pronto.

Dirección: Chihuahua 78, Roma 

Instagram: @casaprunes

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