Bulla presente en el Food&Wine Festival 2022

El bar de tapas que necesitábamos en la Condesa: sencillo y bien hecho.

noviembre 9, 2022

Bulla presente en el Food&Wine Festival 2022

Foto: Juan Pablo Tavera

Bulla significa fiesta, jaleo, ruido, algarabía. Para Pedro Martín, el chef a cargo de este restaurante en la Condesa, es también sinónimo de tapas, cañas y vermú, de servicio rápido y agradable.

Queremos que se convierta en el bar de barrio a donde puedan ir los vecinos. A veces vienen tempranito, otras en la tarde. No necesariamente vienen a comer, a veces vienen sólo a la barra y se toman un pinchito a la hora del aperitivo con un vermú”, cuenta Pedro, chef originario de las Islas Canarias que ha trabajado en Madrid, Murcia, el País Vasco, Londres y México, donde ha pasado más de 10 años liderando proyectos como Tezka, Jaleo, Capote Taberna o El secreto de Polanco. 

Según el chef, Bulla se inspira en todos los momentos de un día español. “Puedes llegar a las 12 o 1 y te tomas una cañita, un vermú, o te quedas a comer”, luego a la sobremesa o a ver un partido de futbol —que aquí siempre tendrán la liga española o la Champions presente—. Por el momento abren de 13 a 22 hrs, pero están haciendo ajustes para implementar bocadillos desde las 10 de la mañana. “Vamos a tener una carta con bocatas, embutidos, huevos rotos, cosas muy sencillas para desayunar a la española, aunque no queremos competir con nadie”, revela Pedro.

Para picar hay jamón ibérico, salchichón, chorizo, tortilla de papa, boquerones, pulpo a la gallega, chipirones, papas bravas y tartaletas hojaldradas de cangrejo. Para abrir el apetito pide una tapa o media ración de carrillera al vermú y camote, la carne es suave y jugosa, se deshace a la primera mordida en tu boca, el sabor del guisado es dulzón y balanceado, condimentado al punto, con unas julianas de poro frito para dar un toque crujiente.

Luego ve por la tartaleta de cangrejo con jitomate, el hojaldre es recién hecho, se acompaña con alioli y tiene un poco de perejil. Si tienes ganas de algo más sustancioso, la tortilla de papa es una opción de cajón: cocida al punto, suave pero consistente, con tropiezos de cebolla, acompañada también por alioli y unas rebanadas de pan.

Los jueves tienen guisos tradicionales, como lentejas o fabada; los viernes y sábados hay gambas a la plancha, o algo con marisco fresco, y los domingos, paella.

También hay platos de cocciones lentas como el lechón confitado o rabo de toro con papas fritas. Esto es parte del encanto, pues el precio es amigable y nada se desperdicia. Se pueden pedir tapitas, quesos o embutidos al centro para picar, unas aceitunas en la barra, o uno o varios platillos completos, para quien viene dispuesto como Sancho Panza.

Aunque tienen una barra de coctelería con opciones de la casa y los destilados que se antojen, Pedro quiere mantenerlo sencillo: un buen gin tonic, un Marianito —un negroni con agua mineral—, vermús españoles —además de uno francés y otro italiano—, y vino a buen precio. “Bulla es un proyecto que hicimos entre amigos para sentirte en casa”, invita. 

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