
Animal te atrapa de inmediato: atmósfera selvática y tropical, vegetación natural, madera, música, barras y cocinas abiertas para que puedas observar de primera mano los platillos que se preparan. El calor de la ciudad y este oasis selvático te invitan a abrir el apetito con un coctel como el Witches Soul, hecho de mezcal y licor Strega, servido en un vaso con forma de cráneo proveniente de su carta de mixología inspirada en los bares Tiki de principios del siglo XX.
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Para aquellos indecisos que no saben si quieren sushi, carne a la parrilla o tacos al pastor, la cocina de Animal cubre casi todas las opciones. La carta se caracteriza por combinar tres estilos gastronómicos: cocina al carbón, japonesa y urbana. Tres corrientes que forman una telaraña muy bien diseñada para cautivar a los exploradores de la buena cocina.

La mente creativa del chef Oriol Mendivil es la encargada de fusionar las cocinas de Cuerno, enfocada en la gastronomía del noreste mexicano, y Hotaru, restaurante de cocina japonesa, sumando el toque salvaje de los caprichos urbanos.
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El único problema al que nos enfrentamos se hace presente al momento de decidir qué ordenar. La carta, a primera vista, puede parecer sencilla, pero al poner más atención a los detalles de los ingredientes y las técnicas utilizadas para cada platillo, la elección se torna cada vez más complicada.

Ponerse en las manos del chef se ha convertido en una tendencia dentro de los espacios de cocina japonesa en México (en Culiacán hay una carreta de mariscos donde puedes hacerlo sentado en banquitos a la orilla de la calle, pero de eso hablaré después).
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El Omakase fue el primer movimiento de un menú sumamente bien orquestado que iría in crescendo. Un pequeño galeón tripulado por uramakis de camarón roca, y el rollo de la casa hecho de camarón frito y lubina, y nigiris de toro con trufa, y anguila con un toque de foie gras, todo acompañado de salsa bamboo hecha con coco, que brinda un toque tropical sin comprometer el sabor de los demás ingredientes.

Seguimos con dos platillos que sí o sí tienes que pedir en Animal y que se quedarán en tu memoria por un buen rato. Primero, el tiradito de papada de cerdo, ¡qué cosa más sabrosa! Láminas de papada de cerdo marinadas en salsa de soya, a la parrilla (con carbón obviamente), y terminado con un poco de chile piquín, cebolla cambray y un toque de limón.
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Tan bien logrado está que salivar me parece normal tan sólo de recordarlo; cada bocado parece derretirse en la boca, llevando a cada rincón un toque ácido y el sabor característico del cerdo a la parrilla. Segundo, los ejotes almendrados: ejotes tiernos fritos con una fina capa de almendras, bañados en salsa agridulce picante. Los recuerdo y suspiro.

Posteriormente, se hicieron presentes la cocina urbana y la cocina del mar a la parrilla. Una orden de tacos al pastor; pastor especial proveniente de un trompo que se cocina combinando gas y carbón, armado con rib eye, pork belly y arrachera; marinados con el adobo de la casa, los tacos se sirven en su punto, acompañados de piña asada, cebolla y cilantro. El pulpo zarandeado a la parrilla va acompañado de alioli suave, ceniza de habanero y papa confitada; si eres amante del pulpo, éste es un platillo que no puedes ignorar.
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Para el último plato fuerte, filete de res en costra de sal, flameado con bacanora y acompañado de una salsa hecha con jugo de carne, tocino y chipotle. La recomendación fue maridar con un vino ensamble del Valle de Napa, difícil elección de entre sus más de 120 etiquetas nacionales e internacionales.

Para cerrar, he de confesar que sucumbimos ante la gula. Una campechana de pistache hecha con tres pisos de campechanas (¡duh!), y helado de pistache bañado con cajeta y espolvoreado con (más) pistaches troceados. Una elección muy atinada si te consideras amante de los postres.
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Además de todo lo dicho, uno de los puntos clave para volver a un restaurante es el servicio; en Animal la atención de los asesores gastronómicos, porque llamarlos sólo meseros resta mérito a su trabajo, es de aplaudirse; no sólo tienen verdadera vocación de servicio, son conocedores de los productos, ingredientes y técnicas que giran alrededor de cada platillo.

A finales de octubre, Animal St. Regis, abrirá sus puertas con una de las mejores vistas a La Diana Cazadora; allí se ofrecerá también un menú vegano que sin perder la originalidad y el toque único que caracteriza a sus platillos, será uno de los más amplios de la ciudad. Los socios exclusivos que obtengan su membresía y los residentes, contarán con un menú especial y será el primer restaurante en aceptar pagos con criptomonedas. En 2024 Animal ampliará su dominio en la selva de concreto con una sucursal en Nueva York.
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Básicamente, te sientes tan satisfecho con los alimentos y en confianza con las personas que trabajan ahí, que el cotorreo y las sonrisas no tardan en llegar y convierten la visita en una experiencia sumamente gratificante y digna de repetirse.
¿Dónde? Calderón de la Barca 108, Polanco, CDMX
Instagram: @animal_cdmx Tiktok: @animaloficial
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