
¿Qué tienen en común las baguettes, los techos de zinc de París y el festival del vino Biou dArbois de la región del Jura? Bueno, que las tres quieren ser patrimonio cultural de la humanidad en la UNESCO en 2022.
La baguette es una mezcla de harina de trigo, agua, levadura, sal y una pizca de savoir-faire. Además de la Torre Eiffel, este característico pan alargado forma parte de la vida cotidiana de los franceses y, definitivamente, de la cultura francesa en el mundo.
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Un decreto del Gobierno francés, de 1993, dicta que las baguettes “tradicionales” deben estar hechas solo con los cuatro ingredientes clásicos y la fermentación de la masa debe durar de 15 a 20 horas a una temperatura de entre 4 y 6 ºC.
Según la CNN, los panaderos dicen que el pan artesanal tradicional que se compra en la panadería local ha sido un ritual en la vida cotidiana francesa, sin embargo, ahora está siendo sustituido por palitos de pan congelados hechos a gran escala.
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La Confederación de Panaderos Franceses presentó su solicitud para ser incluida en la clasificación de tesoros inmateriales de la ONU. Se espera que la ministra de Cultura de Francia, Roselyne Bachelot, haga su recomendación al presidente Macron en marzo.