Sin perder la esencia y el aire colonial, este hotel se ha transformado por completo. Hoy, al centro de todo está la comida, con el restaurante Jal by Hueso como gran protagonista y una propuesta apegada a los sabores francos de los productos locales que rinde homenaje, sin caer en lo folklórico, a los platos que respaldan la fama de la cocina tapatía.
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El menú es una colaboración entre el los chefs Poncho Cadena y Gilberto Covarrubias, es común encontrarse con quelites —como el epazote y el cilantro— adobos de chiles ancho, mirasol y cascabel, birote salado (el único, original e indispensable para las tortas ahogadas) y productos estrella como los quesos oreados de Tapalpa que dan personalidad a platos como la ensalada capresse de la casa, al lonche (el nombre local de las tortas) de papada de cerdo, las croquetas de carnitas o los tacos de cachete. También te puede interesar: México es el país con más restaurantes dentro de la lista de los 50 Best Manos artesanas Las habitaciones y las áreas comunes del hotel tienen marcados acentos locales como las cabeceras de las camas hechas por ebanistas de Tlaquepaque y bordados de la ropa de cama hechos por una asociación de mujeres dedicadas a los textiles. Noche de tacos En el bar del hotel, ubicado con atino en la terraza del último piso, el menú está dedicado a los tacos: de embutidos hechos en casa (como el de chorizo), flautas súper crocantes de pollito rostizado, golosos como el de barbacoa de pato o con un corazón vegetariano como el de berenjena o el taquito sudado relleno de cebada. El salvavidas Para trasnochados, el room service sirve tortas ahogadas (con una cervecita) entre las 11 de la noche y las 3 de la mañana. De nada.