El rompope se ha convertido en una bebida clásica para las fiestas decembrinas, aunque podemos utilizarlo durante todo el año como ingrediente para diferentes postres como gelatinas y panes o como digestivo después de una buena comida.
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La mayoría de las personas lo relacionamos inmediatamente con las abuelitas o monjas, pero la historia de esta bebida va mucho más allá. Se dice que adquirió mayor popularidad durante la época virreinal. Como otra de las recetas traídas por los españoles, se convirtió en una de las opciones que los frailes y monjas españolas compartieron con la población durante la evangelización.
Se dice que las monjas Claristas eran expertas en alojar a invitados poderosos que venían a conocer la Nueva España y, por tal motivo, acostumbraban a preparar una peculiar bebida conocida como rompope. Una mezcla de leche, canela, huevos, azúcar y ron que pronto llegaría a conquistar cada rincón del país y pasaría de la cocina del convento a las mesas familiares hasta la creación de marcas especializadas en su producción y comercialización.
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Además de ser una bebida, el rompope es un excelente ingrediente para completar diferentes recetas. De hecho, hay quienes afirman que las monjas lo crearon pensando en darle un toque especial a otros de sus platillos. Lo más común es utilizarlo para gelatinas, pero igualmente puedes agregarlo a una receta de panes o cupcakes, flanes, empanadas o como topping para mezclar frutas en almíbar o bowls de yogurt helado. Lo mejor de todo es que resulta realmente fácil prepararlo en casa y aquí te decimos cómo lograrlo para que nunca te haga falta.
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