Asistimos a una cena memorable en compañía de dos personas fundamentales dentro de esa apasionante travesía que es Monte Xanic: su sommelier Mauricio Millán y su director Hans Backhoff. El motivo central de la velada en Sobremesa fue que nos presentaran la joya más reciente de su corona como pioneros y promotores del vino mexicano, el Sauvignon Blanc Reserva Gran Ricardo.
También puedes leer: Monte Xanic obtiene la certificación vegana y concluye su vendimia
En palabras de Hans Backhoff, con este ejemplar se cierra un ciclo y se cumple un sueño: el deseo de su padre por lograr un vino blanco de calidad suprema capaz de representar y justificar la historia y el prestigio de la firma; uno que esté a la altura de esa otra magnífica botella de tinto que ya todos conocemos y que no deja de mejorar añada tras añada.
El resultado de tanto esfuerzo y pasión, de tantos experimentos que parecían no tener fin, fue una bebida de gran franqueza y complejidad. Inspirada en los mejores caldos californianos –del Valle de Napa en específico–, presenta una estructura robusta con numerosas aristas que no por eso abruma a la hora de la degustación. Todo lo contrario, la soltura con que entrega sus notas y matices, así como la fresca elegancia con que se desarrolla en boca, es un ejemplo perfecto de cómo lo complicado puede desembocar en un enorme goce cuando hay manos expertas y toneladas de esfuerzo en la base del producto.
También puedes leer: Monte Xanic, pionera de vinos mexicanos premium, presente en el Food&Wine Festival
No podía ser de otra manera si reparamos en que la excelencia del varietal empleado proviene de las vides más antiguas de sauvignon blanc de que dispone Monte Xanic, las cuales superan los 50 años de edad. A esto se suma un proceso de elaboración delicado y preciso que tiene como fin alcanzar aromas de amplia expresión que oscilan entre flores y cítricos de manera magistral (sin olvidar los rasgos de caramelo, miel y vainilla). La densidad del cuerpo y su magnífico brillo son de una presencia deslumbrante en copa, basta con verlo servido para intuir su calidad excepcional.
Con el fin de que entendiéramos mejor la naturaleza de un vino tan especial, Mauricio Millán nos guio por una interesante experiencia sensorial. La pregunta clave de la noche fue la siguiente: ¿qué tanto somos conscientes de lo que disfrutamos con nuestros sentidos y, en este caso, de lo que bebemos y encontramos en ese placer? De tal suerte que olimos y paladeamos en busca de notas concretas: especias, chabacano, manzanilla, pera, té de limón… Distinguir y reflexionar sobre los momentos en que cada rasgo encontró su mayor expresión resultó divertido y estimulante.
También puedes leer: Monte Xanic celebra un México Excepcional
No queda sino tender una honesta invitación a conocer esta maravilla de vino. Una pieza que condensa una visión creadora y encierra lo mejor de las uvas del Valle de Guadalupe. Se trata de un paso decisivo en el formidable portafolio de Monte Xanic.
Síguenos en: Facebook / Twitter / Instagram / TikTok / Pinterest
