Hablar de Paxia es hablar de una cocina mexicana tradicional con un toque diferente, audaz y muy conectado con las raíces de nuestro país. Si bien hubo una pausa en Paxia, en 2021 el anuncio del regreso de este restaurante emocionó a aquellos que lo conocimos por allá del 2005 —cuando abrió sus puertas en el corazón de San Ángel.
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Daniel Ovadía se caracteriza por crear menús y platillos con mucha dedicación, platillos meticulosamente creados al punto exacto, para el disfrute y goce de sus comensales.
En esta ocasión, para la primavera, Ovadía creó un menú negro, lleno de notas complejas, cenizas, moles, chocolates y un maridaje perfecto para acompañar cada uno de los 9 platillos del menú de degustación de primavera.
El banquete empieza con una gordita de maíz negro, relleno de un pulpo braceado perfectamente bien cocido. Le sigue un aguachile de semillas de habanero tatemedas, que aunque nos sacaron algunas lágrimas el sabor es único e incomparable. No es extremadamente picante, pero más bien el picor va creciendo poco a poco.
Y mientras desfilan las cervezas y los vinos, la experiencia se empieza a poner aún más interesante cuando llega un molcajete a individual para cada comensal. Al centro, un platón de piedra con diversos ingredientes para que cada quien prepare su salsa al gusto y sin prisa. Aquí se trata de convivir al rededor de la mesa. De hacer comunidad y probar la salsas del vecino.
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Pa’ taquear, te traen un poquito de porkbelly y tortillas. Obviamente, toca coronar con la salsita hecha al momento. Después llega a la mesa una copa con mole, con un aroma sutil a chiles y chocolate. Al fondo del mismo una tableta de cacao qué hay que hundir e integrar bien para añadir más sabor y textura. Para acompañar 3 pequeñas quesadillitas de pollo con mole y escarchadas en azúcar. En este platillo cada uno de los elementos se van complementando y haciendo que el plato se vaya elevando cada vez más y más. Seguido, llega un tuétano. A buena temperatura y con sus respectivas tortillas para acompañar.
Para hacer una ligera pausa, llega una crema de frijol. Tersa y con un toque de jamón ibérico para redondear los sabores de éste clásico mexicano en el paladar.
En cuanto a los fuertes, están un pescado envuelto en hoja santa con un chile atole de huitlacoche y un short rib bañado en chichilo negro.
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Para limpiar el paladar en Paxia hacen un raptado de zapote digno de estar presente en cada esquina durante el verano citadino. Fresco y sumante aromático.
Para cerrar con broche de oro, una natilla de mamey con mamey perfectamente bien balanceada.
Redes: @paxia_do
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