Cada vez que encuentro esta kombucha de jamaica en el menú, la pido

Y no me importa cuántas veces me digan que es una bebida de hipsters
kombucha de jamaica

La primera vez que la probé la kombucha de jamaica de Nopa estaba sentada en Niddo comiendo unos tacos de camarón para intentar combatir una resaca. La elegí porque la lógica me dictó que después de una noche de fiesta mi cuerpo se podría beneficiar de los probióticos de la kombucha. Fue amor al primer trago, la acidez de la fermentación juega con la astringencia de la jamaica, pero lo que más me gusto fue que no era muy dulce. Complementó con la grasa de los camarones crujientes y se quedó en mi memoria. 

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Yo sé que no es una bebida que le gusta a todo el mundo. Tienes que disfrutar de las notas funky de la fermentación y ese toque a vinagre que resulta polémico. Pero lo que más me gusta de la versión de Nopa es la consistencia en su calidad —algo difícil de lograr en un producto artesanal y “vivo”—. Digo vivo porque la kombucha es un té negro con azúcar fermentado y para que esta fermentación suceda se requiere de un cultivo de bacterias y levadura (llamadas SCOBY por sus siglas en inglés), estas se alimentan del azúcar del té y la convierten en otros compuestos orgánicos que cambian el sabor final. Hasta ahí todo parece sencillo, ¿entonces cuál es la complicación? Bueno, que al tratarse de entes vivos tienes que controlar muchos factores para que el producto final siempre sepa igual. El tiempo de fermentación, la temperatura del lugar donde sucede y el proceso de embotellado pueden hacer que la kombucha sea demasiado dulce o que prácticamente sepa a vinagre.

Entonces si, además del sabor, la consistencia en la calidad es mi parte favorita. Además tengo que confesar que no soy objetiva cuando se trata de jamaica, porque es el sabor que me recuerda a casa de mi mamá y pues contra eso quién puede competir.

kombucha de jamaica
Cortesía de Nopa

Desde entonces he investigado cuáles son sus puntos de venta y siempre que puedo (y que el bolsillo me lo permite porque tampoco es un producto barato) me hago de una dotación para cuando tengo ganas de sentir algo burbujeante en mi boca.

Por último, si te puedo dar un consejo, es que una vez abierta jamás intentes agitarla. Sobre todo si estás en el elevador. La presión creada durante la fermentación puede ser más fuerte de lo que esperas. Lo digo por experiencia, pues cuando lo hice, lo único más colorado que mi cara eran las manchas en la camisa blanca de mi compañero de elevador.