A solo unos kilómetros de la Ciudad de México, hay experiencias gastronómicas que son un bien merecido respiro. De la multitud, de la contaminación y del ruido.
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ARCA TIERRA
Los canales de Xochimilco son el vehículo perfecto para la relajación. ¿Qué mejor que navegar en una trajinera, rodeado del sonido de los pájaros con destino a una chinampa donde los vegetales crecen con extremo cuidado? La chinampa del sol, que surte insumos a decenas de chefs reconocidos de la Ciudad de México, se ha convertido en un punto de encuentro para realizar eventos que van desde un amanecer, hasta un día de campo con Elena Reygadas o un curso de agricultura.
Más información en arcatierra.com
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CUBO
La aventura comienza con un pequeño desayuno seguido de un ritual de fuego, donde cada asistente coloca un trozo de madera acompañado de un pensamiento positivo, que se enciende y se convierte en el lugar donde se cocinan los alimentos. Después viene una caminata donde se descubren los ingredientes del bosque que forman parte de la experiencia gastronómica, como piñones, hierbas salvajes u hongos en temporada de lluvia. Roberto Lingard, uno de los impulsores del proyecto, es el encargado de dar a conocer la importancia de los recursos naturales que la zona provee. Cada mes hay de tres a cuatro experiencias que se programan según la demanda del público.
Más información en @cubo.mx
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DESIERTO NORTE
Los árboles del Desierto de los Leones enmarcan las mesas de pícnic de este lugar. Aquí caben niños adultos y hasta perros. Este setting completamente rodeado de naturaleza viene acompañado de muy buena comida. El menú, a cargo de Jair Téllez, se conforma de sándwiches, avo toasts y hot dogs hechos con salchichas del restaurante Amaya. Para acompañarlos hay una carta de vinos naturales y helados de Gelatoscopio, para un final dulce y feliz.
Más información en @desierto_norte
