Belén Itahi Bautista Quiroz es una joven de 20 años originaria de San Esteban Atatlahuca, una localidad de Oaxaca. Desde que cumplió 15 se ha dedicado a examinar a la naturaleza, específicamente a recolectar y observar a los hongos que crecen en los bosques de la Mixteca, con ayuda de los documentos con descripciones de hongos silvestres de la región que existen desde hace 600 años.
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Belén encabeza la Ruta Etnomicológica de la Mixteca, un proyecto cuyo objetivo es dar a conocer los más de 250 hongos que se reproducen en la Mixteca Alta –en zonas de Puebla, Guerrero y Oaxaca–. La organización investiga y documenta información de hongos que crecen en distintos climas. Se clasifican las especies y toman muestras de su ADN para etiquetarlos como comestibles, tóxicos o medicinales. Sólo en la comunidad de Atatlahuca se consumen 45 hongos que se preparan en sopas para prevenir el resfriado, caldillos con quelites y en mole amarillito.
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Bautista recolecta variedades de hongos exóticos. Ejemplo de ello son los gigantes Catathelasma, un hongo que llega a crecer hasta 15 centímetros. El hongo de aguacate es considerado el matsutake mexicano —especie que sólo crece en donde hay pinos y que se usa en rituales—, los cuernos de venado y los honguitos de pan que su comunidad prepara empanizados o a las brasas. En 2018 Belén y su hermana Oralia identificaron 49 especies de las 250 que crecen en los bosques. Documentaron 32 variedades comestibles, dos medicinales y 15 tóxicas.
La Ruta Etnomicológica de la Mixteca aprovechó el cierre de fronteras debido a la contingencia sanitaria para abrir puerta al intercambio y comercio local entre productores de la zona. Algunos participantes provienen de municipios como Santa Cruz Nundaco, San Sebastián Nopalera y Santiago Juxtlahuaca. El modelo de trabajo permite la colaboración entre la comunidad y autoridades como la Semarnat o Conafor.
Tanto Bautista como todos los integrantes de la ruta continúan su labor pese a la pausa mundial derivada del coronavirus. La naturaleza es parte de su cultura y ella sigue su ritmo. De junio a septiembre las lluvias y la riqueza forestal permiten un hogar para los hongos de la Mixteca.
